23 octubre 2009

Victoria Julien: Un pétalo de la memoria





Hoy ingresará al juzgado para declarar como testigo. Busca saber qué pasó con sus padres, y con su historia. Ya no se siente extranjera en Uruguay, y cada vez que viene se carga de una energía única. Cada vez le cuesta más volver a Chile, en donde un día fue abandonada por la dictadura, junto a su hermano Anatole.

-¿Cómo te enteraste de la condena del dictador Gregorio Álvarez?

-Estaba en un encuentro en un local sindical con una gente re humilde. Fui invitada a decir unas palabras junto con otros compañeros, muy emotivo. Un sindicalista estaba hablando, la gente estaba emocionadísima, un calor tremendo, comiendo choricito al pan. Un caballero empieza a anotar en una hoja y la va pasando por la fila de la ronda donde estábamos sentados. Y de repente veo que dice “acaban de dar condena al Goyo de veintitantos años por más de treinta y pico de casos de homicidio. No salió a comparecer porque le dio diarrea”. Así me enteré [se ríe]. Lo primero que pensé fue que le achacan al tipo que tomó decisiones, pero los que ejecutaron eran muchos más y me preocupa que éstos sean los chivos expiatorios de otros que andan por la calle.

-¿Y del fallo de la inconstitucionalidad de la Ley de Caducidad?

-Me enteré por mi familia, aquí en Uruguay. Contentísima. Lástima que tenga que ser caso a caso y no sea algo inclusivo. Mi caso fue excluido [ver al fin de la nota], pero ¿por qué sí para algunos y por qué no para otros?

-“Memoria colectiva” es una expresión que está generalizada. ¿Cómo rescatarías el concepto?

-La memoria es colectiva, justamente, porque es responsabilidad de todos, no sólo de las víctimas. Nosotros somos la parte más visible de este drama y en realidad esto le pasó a todo el pueblo uruguayo. Hay que hacer que las cosas cambien, con un gesto en el modo de mirar el pasado, no para removerlo sino para sanar…

-¿Quiénes deben asumir ese compromiso?

-Todos. Para mi gusto, son los jóvenes los que están reencarando este tema y tiene mucho sentido. Son los jóvenes los que se han repuesto desde el punto de vista psicológico y sociológico, porque es la edad en que uno ve posible lo imposible. Es la edad de los ideales, la de mis padres cuando militaban. La gente mayor es la más abúlica. También es en la que ha funcionado la campaña del terror. Se quedaron veinte años atrás cuando era peligroso decir algo. Los jóvenes nuevos no tuvieron esas represiones. A lo sumo los padres les dijeron “no te metas en tonteras”. Pero no tienen temor. Esos jóvenes saben lo que pasó. Tienen esa conciencia de que ellos no quieren que eso vuelva a suceder. Ni para ellos ni para sus hijos ni para sus nietos. Y lo hacen en actos concretos, sin llenarse de palabras lindas… Macarena se enteró de su identidad a los 23. Fue algo vertiginoso lo que pasó ella. Mariana Zaffaroni, tanto tiempo estando del otro lado… Tuvo que ser madre, pasar por un proceso muy crudo, y ahora puede estar en el lugar de esas mujeres a las que les arrebataron sus bebés.

-¿Cómo vivís tu proceso?

-En Uruguay, que nos distinguieran como ciudadanos y visitantes ilustres [a los hijos restituidos de la dictadura el 21 de mayo] fue honrar a mis padres, incluirme dentro de la sociedad uruguaya. Es un proceso que recién estoy asumiendo a mis 34 años… Antes no podía. Entonces, es re lindo porque la ciudad no hace como que no existís. Poquito a poco, en alguna medida, vamos reivindicándonos. Es muy diferente en Chile. Siempre se hacen cosas, pero nadie se entera. Sin embargo, Michelle Bachelet ha logrado generar cierta reconciliación con la sociedad, con sus reivindicaciones, porque ella misma fue presa, con su madre ya mayor. Las encapucharon a las dos en un auto y no sabían si volvían a contarla. El padre era un tremendo militar. Esa situación tan particular ha hecho que los polos se acerquen más, que puedan tocarse un poquito, saludarse sin tomar una postura radicalmente negativa. La gente de derecha en Chile está empezando a hablar de que sí, que es importante el tema de los derechos humanos y la reivindicación del pasado.

-¿Uruguay se debe la reconciliación?

-La derecha no entiende que esto también es un bien para ellos. La gente de la derecha uruguaya piensa que es como una cosa masoquista. Pero no. Es masoquista en el Estado que estamos ahora. De ser vulnerados constantemente porque no se hace nada. Si no gana el Sí este domingo, no es el fin del cuento. Pero es un histórico cambio de mirada. No hay que tapar, no hay que negar. Y creo que nos lo merecemos, tanto los que fuimos víctimas como los que fueron victimarios. Las nuevas generaciones de militares y policías no tienen por qué comerse la vergüenza de lo que no hicieron. Reconciliar a la sociedad tiene que ver con eso. Y eso es algo que acá no lo ves, porque el tema de la memoria colectiva está demasiado radicalizado.

-¿Qué te identifica más con Uruguay?

-La gente uruguaya siempre te dice que es gris, pero para mí es gente muy cálida, porque puede ser muy directa sin herirte. Te deja ser quien eres. En Chile somos muy cuidadosos de la imagen. Acá me siento más yo misma. Me siento con una energía que allá no tengo. Acá soy otra. Me identifica la familia, recuperarla. Antes mis visitas eran tan esporádicas que no alcanzaba a romper el hielo cuando ya me tenía que ir. También identificar el amor, el apoyo, conocerlos, dedicarles tiempo, para ya no sentirme una extranjera de visita.

-¿Te sigues sintiendo extranjera?

-No. Ya no. Ya no siento eso de “Uruguay, me voy a topar con mi drama”. Lo tengo mucho más integrado. Yo ya estoy cansada de estar en una postura de víctima. Ya quiero ser una ciudadana.

-¿Qué significó este viaje?

-Una semana histórica. El olor y el sentir de lo que está pasando. El gusto y el honor de haber participado de un momento histórico. La oportunidad de tratar de colaborar, de animar a la gente.

-¿Podés votar el domingo?

-No.

-¿Esperar el resultado en Uruguay?

-Sí.

Lourdes Rodríguez


La causa

Hoy a las 13.00 Victoria declara ante el juez de la causa, Alejandro Guido, en el juzgado de 20º turno, en Mercedes y Ejido. En mayo de 2008, Victoria presentó la denuncia penal para esclarecer los asesinatos de sus padres, Victoria Grisonas y Roger Julien, el 26 de setiembre de 1976, en el marco de un operativo militar desplegado en Buenos Aires, donde la familia vivía. Roger ocultó a sus hijos en la bañera para protegerlos de las balas. Él murió ese día y su compañera fue llevada junto con sus hijos al centro de torturas Automotores Orletti. En octubre de ese mismo año fueron traídos a Uruguay y recluidos en el Servicio de Información y Defensa (SID), hoy Centro de Altos Estudios Nacionales (Calen), en Bulevar Artigas y Palmar. Hacia finales de noviembre los niños fueron trasladados en avión hacia Chile y abandonados en una plaza de Valparaíso. Allí quedaron hasta que llamaron la atención, siendo rescatados por las autoridades. Fueron adoptados por un matrimonio al que ellos también adoptaron como familia. Tres años después de su aparición en la plaza chilena, los hermanos fueron reconocidos como hijos de desaparecidos mediante una fotografía en un diario de ese país.

El expediente quedó encajonado en el despacho de la jueza Aída Vera Barreto y en febrero de este año el abogado del caso, Pablo Chargoña, denunció la desaparición del expediente, el extravío de un escrito en el que se consultaba el trámite del caso, y la omisión de respuesta a este escrito. Una investigación administrativa a la magistrada constató irregularidades en el manejo de la denuncia, y desde el 13 de agosto está abierto un sumario administrativo para determinar la responsabilidad de la jueza Vera Barreto. El caso llegó a las manos de Guido, que subrogó a su colega, trasladada “por razones de servicio”.

El expediente pudo ser reconstruido y el juez tomó declaraciones a varios testigos que estuvieron en el centro de torturas Automotores Orletti, donde los niños permanecieron secuestrados junto a su madre. La fiscal Adriana Costa resolvió darle trámite a mediados de agosto y el 24 de ese mes el Poder Ejecutivo excluyó el caso de la Ley de Caducidad, entendiendo que la desaparición forzada y la sustracción de los entonces menores de edad ocurrió “fuera del territorio nacional, donde tiene plena vigencia la ley penal extranjera”.

Fuente: La Diaria


Este es el spot que censuraron los canales privados (4, 10 y 12)


1 graffiti:

Edu

Y petalo a petalo, se construye otro mundo posible. Goyo Alvarez te llego tu dia tirano.
Salud