28 octubre 2005

SUMATE A LA GRAN FIESTA SOLIDARIA EN ESTOCOLMO


FIESTA DE SOLIDARIDAD A BENEFICIO DE LOS
DAMNIFICADOS POR EL TEMPORAL EN URUGUAY


Casa Uruguay de Estocolmo, Casa Uruguay Västerås, Casa Uruguay de Uppsala, Casa Uruguay Skåne – Filial Malmö – y Agrupación Cultural “En la Vía” organizan una fiesta y velada cultural, a beneficio de los damnificados por el reciente temporal en Uruguay.

El Huracán categoría 2 ha tirado 160.000 árboles y con ello ha arrasado el 70% del mobiliario urbano . Ni que hablar de la indigencia donde han muerto 12 personas, asentamientos y escuelas destrozadas donde les ha costado retomar sus cursos .

Lo recaudado íra a parar íntegramente a gran parte de esta gente...

También les recordamos el No. de P. Giro. 166796-3 (temporal) para que hagan sus aportes solidarios.

Sábado 29 de Octubre – 18 hs


Lugar: Estocolmo

Local: Brunnsgatan 26, estación de subte de Hötorget


Vení a compartir con nosotros, divirtiéndote y ayudando al pueblo uruguayo

Posted by Picasa

18 octubre 2005

LA VERDAD SOBRE TODAS LAS COSAS




Pedro de la Hoz • La Habana



Harold Pinter siempre ha defendido que “el teatro debe ser valiente y decir la verdad”. Pero las verdades de Pinter no sólo las dice sobre la escena. La vida misma es un desafío para el flamante Premio Nobel de Literatura 2005. La vida con sus costados lacerantes y sus urgencias de cambio.

El más prominente dramaturgo británico, que firmara el llamamiento de intelectuales "Detengamos una nueva maniobra contra Cuba", al conocer que la Academia Sueca lo había reconocido con el galardón más codiciado y al margen de controversias, en el mundillo literario universal, demostró que no ha dejado de ser fiel a sí mismo.

"He escrito obras durante unos 50 años y estoy también políticamente muy comprometido", dijo Pinter, quien tocado con una gorra azul y apoyado en un bastón, encontró a la prensa a pocos metros de su casa en el barrio londinense de Holland Park.

De tal manera confirmó lo que ha sido una constante en su trayectoria vital: el reflejo en la escena y en el papel en blanco (no puede olvidarse su significativa producción poética y su prosa de reflexión) de las más intensas inquietudes humanas y una irreductible vocación de servicio fundamentada en su sentido de la responsabilidad intelectual.

"Estoy profundamente comprometido con el arte y profundamente comprometido con la política, y a veces ambos se encuentran, y a veces no. Todo esto va a ser muy interesante", explicó a los periodistas que lo abordaron el jueves 13 de octubre.

Los medios de prensa británicos abordaron, de un modo u otro, la coherencia estética y política de Pinter. El diario The Independent reeditó las palabras que el dramaturgo pronunció en una de las masivas demostraciones de la ciudadanía inglesa contra la guerra en Irak: “Es un acto de flagrante terrorismo de Estado, que demuestra total desprecio de la idea misma del Derecho internacional, una acción militar arbitraria, inspirada por mentiras y más mentiras, y una grosera manipulación de los medios de información y por tanto del público. Hemos llevado torturas, bombas racimos, uranio empobrecido, innumerables asesinatos al azar, miseria y degradación al pueblo iraquí y lo llamamos llevar la libertad y la democracia a Oriente Medio”.

Su colega David Hare, desde las páginas de The Guardian, señaló que “antes de Pinter, nuestros poetas que se dedicaron al teatro, como TS Eliot o Lawrence Durrell, resultaban ora pretenciosos, ora incompetentes desde el punto de vista dramático. (...) Sin embargo Pinter, que después de todo ha trabajado muchos años de actor, ha conseguido combinar la intensidad de su visión, con un sencillo y práctico dominio de la forma”. En opinión de Hare, esto lo ha conseguido “muchas veces con un grave costo personal” por ser portavoz “de todas las víctimas de la beligerancia y la opresión”.

El Nobel a Pinter ha incomodado a algunos conservadores y reaccionarios. Roger Kimball, director de la revista The New Criterion, rabió a más no poder al decir que la Academia Sueca “ha demostrado desde hace tiempo que sus premios son ridículos, pero el premio a Pinter no sólo es ridículo, sino repugnante”. En la tertulia cultural más famosa de la televisión alemana, El cuarteto literario, hubo opiniones divididas que fueron del aplauso a una decisión valiente a la extrañeza ante la contaminación política de la dimensión pública del galardonado.

Por Pinter habla su sólida obra incisiva e innovadora. Entre sus principales piezas figuran La habitación (1957), Fiesta de cumpleaños (1958), El portero (1959), La colección (1962), Los enanos (1963), El amante (1963), Regreso a casa (1965), Viejos tiempos (1971), El silencio (1969), Paisaje (1969) y El fundamento (1978). Tras un prolongado silencio reanudó su producción dramática con Luz de luna (1994), proseguida por Cenizas sobre cenizas (1996) y Celebración (1999). También ha dejado una huella imperecedera en el cine con los guiones de El sirviente (1963), Accidente (1967), La mujer del teniente francés (1981), Traición (1982), Diario de una tortuga (1985), y El juicio de Franz Kafka (1990). Antes del Nobel de ahora, su obra ya había obtenido importantes reconocimientos entre los que pesan los premios Shakespeare, Europeo de Literatura (1973), Pirandello, David Cohen, Laurence Olivier y Moliere de Honor.

Al comentar la significación de Pinter para la escena mundial, el crítico español Francisco Díaz-Faes contextualizó sus hallazgos en “un siglo que fue descreyendo de la palabra nombrada, por temor también del psicoanálisis, que incitó a desconfiar de lo que decimos, lo que queremos decir y lo que escondemos; un siglo donde siempre han estado, hasta hoy, el teatro y la literatura, que tanto han influido al mismo Pinter. Por eso Pinter es heredero no sólo del teatro «de la crueldad», patología escénica de Antonin Artaud, sino de la que generó el teatro del absurdo, con Ionesco, Genet y Beckett. Si hace poco la vida se llevaba por delante al paradigma más largo de esa espesura dramática que llamamos teatro, Miller, podemos entender que ese grupo de lo que se llamó jóvenes airados (Osborne, Delaney, Wesker, Kops, Arden ...) vive ahora su final. Un final beligerante contra los políticos en la campaña decidida del Nobel contra los gobernantes, Blair y Bush”.

Aunque puede compartirse en sentido general ese criterio, la última aseveración se desmorona raída por el pesimismo. La semilla de Pinter no ha terminado de germinar y crecer y está muy lejos de su final, mientras haya dramas que contar, infamias que denunciar, laberintos por desentrañar, verdades que decir.

Fuente: La Jiribilla Posted by Picasa

17 octubre 2005

DESCUBRIENDO A CAÍTO


Mexicano, de Caíto, es una lucha contra el olvido: Jacqueline Levot

El disco contiene temas de José Alfredo y Cuco Sánchez

ARTURO CRUZ BARCENAS

Carlos Díaz, mejor conocido como Caíto, regresa más Mexicano que nunca. Mexicano es el título del nuevo cd del que fuera llamado por sus amigos El chaparrito de la camisa azul y quien fue uno de los guitarristas del compositor y cantante comunista uruguayo Alfredo Zitarrosa, a quien Caíto se refería como Flaco.

Así, entre apodos y recuerdos, entre amigos, la compañera de Caíto, Jacqueline Levot -ambos recibieron su carta de naturalización en una ceremonia realizada en Palacio Nacional, cantando a todo pulmón el Himno Nacional- se ha dado a la tarea de "luchar contra el olvido", consiguiendo recursos para seguir difundiendo la música de su "mejor amigo, porque Caíto sabía ser amigo".

A casi un año de su deceso, Jacqueline logró que la voz de Caíto cantando a José Alfredo Jiménez y a Cuco Sánchez tuviera el fondo adecuado: pistas del Mariachi Arriba Juárez, editadas por Multimusic, y en algunas piezas tocadas por el propio Carlos Díaz con su guitarra. Son 11 composiciones de José Alfredo y una de Cuco (Guitarras, lloren guitarras).


El pasado miércoles, en La Planta de Luz, varios amigos y público interesado en la música de Caíto se reunieron para esa especie de homenaje, titulado Descubriendo a Caíto. Subieron al escenario el guitarrista Gerardo Tamez, autor de la clásica Tierra mestiza; Jaime Guarneros, guitarrista poblano que fue parte del cuarteto que acompañaba a Zitarrosa; Ernesto Anaya, guitarra, guayno y voz; Guadalupe Sierra, bombo y voz, y Germán Dehesa, en la lectura de poesía y en los comentarios intermedios, humanos, muy humanos.


''No es un disco póstumo''


Una milonga abrió el espectáculo. Caíto era milonguero y grabó en México unos 70 discos. Se escuchó Zamba de mis pargos, una de las preferidas de Caíto. Para Jacqueline este disco no es póstumo. "Es uno de los muchos productos que iré trabajando. Caíto dejó tangos, milongas. No sé si para mí es bueno escuchar su voz tan a menudo, porque eso me parte el alma. Ya casi cumple un año de muerto. Por estos días estábamos en el hospital Angeles; ya lo habían radiado".


"En este momento estoy en el vía crucis que pasa por dentro. En Argentina su familia es divina. Este disco, Mexicano, fue un proceso emocional. Viene un disco de canción erótica, con 11 temas, entre otros de Luis Eduardo Aute, quien es especialista del tópico. Es una especie de lucha contra el olvido. Mi tiempo es muy diferente del de los demás. Caíto está presente cada noche."


Mi homenaje


Fue Jacqueline por una foto de finales de los años 70. Está con Caíto en Acapulco, en Pie de la Cuesta. La juventud, divino tesoro. Caíto era un hippie. Se habían conocido en el Polyforum Cultural Siqueiros, en un concierto de Sanampay, del cual era parte Caíto, junto con Eugenia León y Guadalupe Pineda, entre otros.
La foto "es un recuerdo asombroso", comentó Jacqueline. Se escuchó El cóndor pasa. Luego Guitarras, lloren guitarras, que marca en muchos sentidos el disco. El tema es casi un presagio. Siguieron con un tema de Caíto, que surgió en Francia, en una larga velada donde estuvo con Zitarrosa: Ya es bastante. Un español harto por no poder dormir fue a tocarles al cuarto de hotel y les dijo con tono de reclamo: "Ya es bastante con esa milonguita". De ahí, Zitarrosa tomó el título de la pieza instrumental: Ya es bastante, que Jacqueline define como "una milonga blues".


Así, entre anécdotas, se escuchó Nocturno de pasión, que en México hizo famosa Julio Jaramillo. "En casa, donde he colocado en las paredes fotos y fotos de Caíto, tengo un disco de Jaramillo y Olimpo Cárdenas, que está...", dijo Jacquie, quien fue novia, amiga, compañera, "con un amor en paz".


Cuando se cumpla el primer aniversario luctuoso -el próximo 8 de noviembre-, "que le hagan homenajes, misas, sus amigos, pero para mí este es mi homenaje, mi lucha contra el olvido". Alzó el disco Mexicano. "Con lo que recupere espero concretar otro proyecto de Caíto. No lo puedo olvidar; se me hace que sigue vivo. Eramos una pareja muy pareja. Lo peor que me podía pasar ya me pasó".

Fuente: La Jornada

Posted by Picasa

14 octubre 2005

UN CLÁSICO MODERNO DEL INCONFORMISMO



El nobel de literatura fue para el dramaturgo ingles Harold Pinter

Con 75 años recién cumplidos, es uno de los grandes referentes teatrales del siglo XX. El autor de El cuidador y La vuelta a casa se hizo oír en los últimos tiempos por su abierta oposición a Tony Blair y George W. Bush. Su nombre no estaba entre los favoritos para el Nobel.

Por Silvina Friera


El enfant terrible de la generación denominada “jóvenes airados” ganó ayer el premio Nobel de Literatura. Con 75 años cumplidos el lunes pasado, Harold Pinter, uno de los dramaturgos más destacados del siglo XX, no estaba entre los favoritos. A través de su trayectoria, Pinter se ha dedicado a desmontar las contradicciones de los vínculos humanos, a indagar en la naturaleza del poder y en los riesgos de que el fascismo penetre aun en los pliegues más íntimos, como si no se tratara tan sólo de un movimiento político, sino de un aspecto del alma. Hombre de convicciones y compromisos políticos inclaudicables, de esos que nunca tuercen el brazo hacia la derecha, se opuso al gobierno de Margaret Thatcher y rechazó el título de “Sir” porque le parecía “sórdido”. Horace Engdahl, secretario permanente de la Academia Sueca de la Lengua, señaló que la obra del dramaturgo británico los espacios cerra“descubre el precipicio de las conversaciones cotidianas e irrumpe en dos de la opresión”. Muchos recuerdan la magnífica e irónica carta abierta que el dramaturgo publicó en el matutino The Guardian, cuando el presidente norteamericano visitó Gran Bretaña. “Estimado presidente Bush: estoy seguro de que en este momento debe estar tomando un lindo té con otro criminal de guerra como usted, Tony Blair. Por favor, no dejen de acompañar los sandwichitos de pepino fresco con un buen vaso de sangre.”

Pinter nació en Hackney, un barrio humilde en el East End londinense, el 10 de octubre de 1930. Hijo único de un sastre y de una ama de casa, sus cuatro abuelos fueron judíos askenazis que habían huido de los pogroms polacos y rusos a fines del siglo pasado. No sólo había una memoria ancestral de persecución, sino que, de niño, el autor de La vuelta a casa, El cuidador y Viejos tiempos, vivió los bombardeos sobre Londres, cuando la muerte formaba parte de lo cotidiano. Pero la cultura de sus padres –que amaban la música y la literatura– fue la puerta de entrada de Pinter a la experiencia y a la realidad del mundo que lo rodeaba. En la biblioteca de Hackney, Harold devoró al azar todo lo que encontraba. Dostoievski, Kafka, Joyce, Eliot y Pound fueron su primera escuela; por ellos, o gracias a ellos, tuvo la primera certeza: la vida era algo incierto. El fascismo seguía vivo en el mundo de posguerra londinense bajo la forma de librerías, diarios ultranacionalistas e incluso grupos itinerantes. Y lo que resultó peor aún fue comprobar la tolerancia pasiva de un gobierno laborista que en 1945 no hacía ningún intento por frustrar el resurgimiento del antisemitismo inglés. El ADN de su identidad artística, de ese brazo que siempre pulseó hacia la izquierda, se encuentra en estos años de iniciación.Hormonalmente iconoclasta e inconformista, después de su bar mitzvah, Pinter renunció a la religión a los 13 años. Su rechazo a la estructura estatal lo impulsó a negarse a cumplir con los dos años de servicio militar obligatorio. Fue su primer acto de resistencia política. En esa época, escribió su primer poema, Kullus, en el que un extraño invade la casa del protagonista. En ese texto emerge la punta del iceberg de la dramaturgia pinteriana: un profundo sentido de la territorialidad, del poder y de la traición entre hombres a causa de la mujer. Su recurso más habitual consiste en interrumpir los diálogos con silencios misteriosos y pausas, pero también se ha señalado el inexplicable comportamiento de los actores, las pequeñas habitaciones, un número reducido de personajes y las permanentes apariciones de extraños amenazantes. Según la Academia Sueca, “en la habitación típica de Pinter se encuentran seres que se defienden contra intrusiones foráneas o contra sus propios impulsos, atrincherándose en una existencia reducida y controlada”. Pinter se ganó la vida en la BBC y haciendo giras por el interior de Inglaterra como actor, hasta que lo contrató la compañía del actor-empresario Anew MacMaster, con la que recorrió Irlanda interpretando obrasde Shakespeare. Cuando el dramaturgo comenzó a escribir, hacia fines de los años ’50, supo descubrir que las privaciones y la necesidad existen aun en la opulencia y la satisfacción que anestesiaba a la sociedad inglesa. En 1957 publicó su primera pieza breve, The Room (La habitación), en la que abordó la historia de una mujer casada que no quiere bajar al sótano de su casa en el que está viviendo un extraño, un hombre que la llama por otro nombre, como si la conociera de otros tiempos, como si ella hubiera vivido otra existencia, que ha tratado de olvidar. Un año más tarde, con La fiesta de cumpleaños, adquirió notoriedad, a pesar de que la crítica la calificó de “incomprensible”. En esta obra, en la que exploró el tema de los que se rebelan contra el establishment y de los que lo defienden, el dramaturgo inglés muestra cómo los defensores del establishment son sus víctimas inconscientes.

La primera esposa de Pinter, la actriz Vivien Merchant, se convirtió en la década de los ’60 en la intérprete por excelencia de sus obras. Mientras ella se transformaba en su musa, el dramaturgo había comenzado una relación adúltera, que duró siete años, con Joan Bakewell, una presentadora de televisión, casada a su vez con el mejor amigo de Pinter. La historia de esa relación, casi sin modificaciones, fue trasladada a la escena y a la pantalla como Traición. A partir de El cuidador (1960), el dramaturgo inglés conoce las mieles del éxito. En el estilo de sus obras despunta la crueldad de Artaud y el absurdo de Beckett y Ionesco. Según el crítico Randall Stevenson, la preocupación pinteriana por el lenguaje y el monólogo interior son el resultado de las lecturas de Hemingway, Dostoievski, Henry Miller, las novelas de Beckett y, sobre todo, James Joyce, a quien Pinter definió como “mi compinche”. “Su trabajo, tan deudor de la ficción moderna, al comienzo desconcertó a la crítica teatral inglesa, quizá porque Pinter de algún modo introdujo una tradición vanguardista europea dentro del formato en tres actos y el escenario a la italiana del teatro inglés convencional”, analizó Stevenson. Además de piezas teatrales, Pinter escribió más de veinte guiones cinematográficos como El placer de los extraños, El proceso, La mujer del teniente francés, Reunión y su ambicioso proyecto de En busca del tiempo perdido, un guión aún no llevado a la pantalla. Ha colaborado con el director Joseph Losey en El sirviente, Accidente y El mensajero. En los ’80, Pinter publicó obras más abiertamente políticas, que versan sobre la crueldad, la tortura, la violación de los derechos humanos o lo que el dramaturgo considera la duplicidad de las democracias occidentales. Pinter examinó la relación entre verdugo y víctima en One for the Road (1984), inspirada en Tomando té con el torturador, incluida en el libro del periodista Andrew Graham Yoll Memoria del miedo, una crónica de la violencia política que se vivió en la Argentina de la década del ’70, y en Ashes to Ashes (1996). Una muestra de su teatro político son las piezas Exactamente (1983) y El nuevo orden mundial (1991).Después de la muerte de Arthur Miller y Susan Sontag, Pinter es una de las pocas voces que sigue condenando la estupidez de las guerras, como ya lo hizo con las del Golfo, Kosovo e Irak. En los ’70 criticó la actuación de EE.UU. en el golpe que derrocó a Allende en Chile. En 1988, Pinter y su segunda mujer, la historiadora y escritora Antonia Fraser, crearon el “Grupo 20 de Junio”, formado por intelectuales de izquierda, con el objetivo de derrocar al gobierno de Thatcher. Fueron bautizados por la prensa conservadora como “los socialistas del champán”. El año pasado, en el aniversario de la invasión a Irak, el dramaturgo fue el invitado de Newsnight, programa de opinión de la BBC, para debatir frente a un enviado especial del Pentágono. “La atrocidad en Madrid, que mató a 200 personas, y la atrocidad en Nueva York, que mató a 3000 personas, no pueden ser distinguidas de la invasión a Irak, que mató a 10.000 personas. Yo creo que son todas atrocidades, monstruosas y criminales, y que todos los responsables deben comparecer ante una corte internacional de justicia”, subrayó el flamante ganador del Nobel. Ayer, después de brindar con champán con su esposa, declaró a la prensa: “Estoy muy fuertemente comprometido con el arte y con la política. A veces se cruzan y a veces no”.

Fuente: Página 12Posted by Picasa

12 octubre 2005

UN CLÁSICO: CINCO SIGLOS DEL ARCOIRIS EN CIELO AMERICANO




Eduardo Galeano


El Descubrimiento: el 12 de octubre de 1492, América descubrió el capitalismo. Cristóbal Colón, financiado por los reyes de España y los banqueros de Génova, trajo la novedad a las islas del mar Caribe. En su diario del Descubrimiento, el almirante escribió 139 veces la palabra oro y 51 veces la palabra Dios o Nuestro Señor. Él no podía cansar los ojos de ver tanta lindeza en aquellas playas, y el 27 de noviembre profetizó: Tendrá toda la cristiandad negocio en ellas. Y en eso no se equivocó. Colón creyó que Haití era Japón y que Cuba era China, y creyó que los habitantes de China y Japón eran indios de la India; pero en eso no se equivocó.

Al cabo de cinco siglos de negocio de toda la cristiandad, ha sido aniquilada una tercera parte de las selvas americanas, está yerma mucha tierra que fue fértil y más de la mitad de la población come salteado. Los indios, víctimas del más gigantesco despojo de la historia universal, siguen sufriendo la usurpación de los últimos restos de sus tierras, y siguen condenados a la negación de su identidad diferente. Se les sigue prohibiendo vivir a su modo y manera, se les sigue negando el derecho de ser. Al principio, el saqueo y el otrocidio fueron ejecutados en nombre del Dios de los cielos. Ahora se cumplen en nombre del dios del Progreso.

Sin embargo, en esa identidad prohibida y despreciada fulguran todavía algunas claves de otra América posible. América, ciega de racismo, no las ve.

El 12 de octubre de 1492, Cristóbal Colón escribió en su diario que él quería llevarse algunos indios a España para que aprendan a hablar ("que deprendan fablar"). Cinco siglos después, el 12 de octubre de 1989, en una corte de justicia de los Estados Unidos, un indio mixteco fue considerado retardado mental ("mentally retarded") porque no hablaba correctamente la lengua castellana. Ladislao Pastrana, mexicano de Oaxaca, bracero ilegal en los campos de California, iba a ser encerrado de por vida en un asilo público. Pastrana no se entendía con la intérprete española y el psicólogo diagnosticó un claro déficit intelectual. Finalmente, los antropólogos aclararon la situación: Pastrana se expresaba perfectamente en su lengua, la lengua mixteca, que hablan los indios herederos de una alta cultura que tiene más de dos mil años de antigüedad.
El Paraguay habla guaraní. Un caso único en la historia universal: la lengua de los indios, lengua de los vencidos, es el idioma nacional unánime. Y sin embargo, la mayoría de los paraguayos opina, según las encuestas, que quienes no entienden español son como animales.

De cada dos peruanos, uno es indio, y la Constitución de Perú dice que el quechua es un idioma tan oficial como el español. La Constitución lo dice, pero la realidad no lo oye. El Perú trata a los indios como África del Sur trata a los negros. El español es el único idioma que se enseña en las escuelas y el único que entienden los jueces y los policías y los funcionarios. (El español no es el único idioma de la televisión, porque la televisión también habla inglés.)

Hace cinco años, los funcionarios del Registro Civil de las Personas, en la ciudad de Buenos Aires, se negaron a inscribir ek nacimiento de un niño. Los padres, indígenas de la provincia de Jujuy, querían que su hijo se llamara Qori Wamancha, un nombre de su lengua. El Registro argentino no lo aceptó por ser nombre extranjero.

Los indios de las Américas viven exiliados en su propia tierra. El lenguaje no es una señal de identidad, sino una marca de maldición. No los distingue: los delata. Cuando un indio renuncia a su lengua, empieza a civilizarse. ¿Empieza a civilizarse o empieza a suicidarse? '

Cuando yo era niño, en las escuelas del Uruguay nos enseñaban que el país se había salvado del problema indígena gracias a los generales que en el siglo pasado exterminaron a los últimos charrúas.

El problema indígena: los primeros americanos, los verdaderos descubridores de América, son un problema. Y para que el problema deje de ser un problema, es preciso que los indios dejen de ser indios. Borrarlos del mapa o borrarles el alma, aniquilarlos o asimilarlos: el genocidio o el otrocidio.

En diciembre de 1976, el ministro del Interior del Brasil anunció, triunfal, que el problema indígena quedará completamente resuelto al final del siglo veinte: todos los indios estarán, para entonces, debidamente integrados a la sociedad brasileña, y ya no serán indios. El ministro explicó que el organismo oficialmente destinado a su protección (FUNAI, Fundaçao Nacional do Indio) se encargará de civilizarlos, o sea: se encargará de desaparecerlos. Las balas, la dinamita, las ofrendas de comida envenenada, la contaminación de los ríos, la devastación de los bosques y la difusión de virus y bacterias desconocidos por los indios, han acompañado la invasión de la Amazonia por las empresas ansiosas de minerales y madera y todo lo demás. Pero la larga y feroz embestida no ha bastado. La domesticación de los indios sobrevivientes, que los rescata de la barbarie, es también un arma imprescindible para despejar de obstáculos el camino de la conquista.

Matar al indio y salvar al hombre, aconsejaba el piadoso coronel norteamericano Henry Pratt. Y muchos años después, el novelista peruano Mario Vargas Llosa explica que no hay más remedio que modernizar a los indios, aunque haya que sacrificar sus culturas, para salvarlos del hambre y la miseria.

La salvación condena a los indios a trabajar de sol a sol en minas y plantaciones, a cambio de jornales que no alcanzan para comprar una lata de comida para perros. Salvar a los indios también consiste en romper sus refugiso comunitarios y arrojarlos a las canteras de mano de obra barata en la violenta intemperie de las ciudades, donde cambian de lengua y de nombre y de vestido y terminan siendo mendigos y borrachos y putas de burdel. O salvar a los indios consiste en ponerles uniforme y mandarlos, fusil al hombro, a matar a otros indios o a morir defendiendo al sistema que los niega. Al fin y al cabo, los indios son buena carne de cañón: de los 25 mil indios norteamericanos enviados a la segunda guerra mundial, murieron 10 mil.

El 16 de diciembre de 1492, Colón lo había anunciado en su diario: los indios sirven para les mandar y les hacer trabajar, sembrar y hacer todo lo que fuere menester y que hagan villas y se enseñen a andar vestidos y a nuestras costumbres. Secuestro de los brazos, robo del alma: para nombrar esta operación, en toda América se usa, desde los tiempos coloniales, el verbo reducir. El indio salvado es el indio reducido. Se reduce hasta desaparecer: vaciado de sí, es un no-indio, y es nadie.

El shamán de los indios chamacocos, de Paraguay, canta a las estrellas, a las arañas y a la loca Totila, que deambula por los bosques y llora. Y canta lo que le cuenta el martín pescador:

-No sufras hambre, no sufras sed. Súbete a mis alas y comeremos peces del río y beberemos el viento.

Y canta lo que le cuenta la neblina:

-Vengo a cortar la helada, para que tu pueblo no sufra frío.

Y canta lo que le cuentan los caballos del cielo:

-Ensíllanos y vamos en busca de la lluvia.

Pero los misioneros de una secta evangélica han obligado al chamán a dejar sus plumas y sus sonajas y sus cánticos, por ser cosas del Diablo; y él ya no puede curar las mordeduras de víboras, ni traer la lluvia en tiempos de sequía, ni volar sobre la tierra para cantar lo que ve. En una entrevista con Ticio Escobar, el shamán dice: Dejo de cantar y me enfermo. Mis sueños no saben adónde ir y me atormentan. Estoy viejo, estoy lastimado. Al final, ¿de qué me sirve renegar de lo mío?

El shamán lo dice en 1986. En 1614, el arzobispo de Lima había mandado quemar todas las quenas y demas instrumentos de música de los indios, y había prohibido todas sus danzas y cantos y ceremonias para que el demonio no pueda continuar ejerciendo sus engaños. Y en 1625, el oidor de la Real Audiencia de Guatemala había prohibido las danzas y cantos y ceremonias de los indios, bajo pena de cien azotes, porque en ellas tienen pacto con los demonios.

Para despojar a los indios de su libertad y de sus bienes, se despoja a los indios de sus símbolos de identidad. Se les prohíbe cantar y danzar y soñar a sus dioses, aunque ellos habían sido por sus dioses cantados y danzados y soñados en el lejano día de la Creación. Desde los frailes y funcionarios del reino colonial, hasta los misioneros de las sectas norteamericanas que hoy proliferan en América Latina, se crucifica a los indios en nombre de Cristo: para salvarlos del infierno, hay que evangelizar a los paganos idólatras. Se usa al Dios de los cristianos como coartada para el saqueo.

El arzobispo Desmond Tutu se refiere al África, pero también vale para América: -Vinieron. Ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra. Y nos dijeron: "Cierren los ojos y recen". Y cuando abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y nosotros teníamos la Biblia.

Los doctores del Estado moderno, en cambio, prefieren la coartada de la ilustración: para salvarlos de las tinieblas, hay que civilizar a los bárbaros ignorantes. Antes y ahora, el racismo convierte al despojo colonial en un acto de justicia. El colonizado es un sub-hombre, capaz de superstición pero incapaz de religión, capaz de folclore pero incapaz de cultura: el sub-hombre merece trato sub-humano, y su escaso valor corresponde al bajo precio de los frutos de su trabajo. El racismo legitima la rapiña colonial y neocolonial, todo a lo largo de los siglos y de los diversos niveles de sus humillaciones sucesivas. América Latina trata a sus indios como las grandes potencias tratan a América Latina.

Gabriel René-Moreno fue el más prestigioso historiador boliviano del siglo pasado. Una de las universidades de Bolivia lleva su nombre en nuestros días. Este prócer de la cultura nacional creía que los indios son asnos, que generan mulos cuando se cruzan con la raza blanca. Él había pesado el cerebro indígena y el cerebro mestizo, que según su balanza pesaban entre cinco, siete y diez onzas menos que el cerebro de raza blanca, y por tanto los consideraba celularmente incapaces de concebir la libertad republicana.

El peruano Ricardo Palma, contemporáneo y colega de Gabriel René-Moreno, escribió que los indios son una raza abyecta y degenerada. Y el argentino Domingo Faustino Sarmiento elogiaba así la larga lucha de kis indios araucanos por su libertad: Son más indómitos, lo que quiere decir: animales más reacios, menos aptos para la Civilización y la asimilación europea.

El más feroz racismo de la historia latinoamericana se encuentra en las palabras de los intelectuales más célebres y celebrados de fines del siglo diecinueve y en los actos de los políticos liberales que fundaron el Estado moderno. A veces, ellos eran indios de origen, como Porfirio Díaz, autor de la modernización capitalista de México, que prohibió a los indios caminar por las calles principales y sentarse en las plazas públicas si no cambiaban los calzones de algodón por el pantalón europeo y los huaraches por zapatos.

Eran los tiempos de la articulación al mercado mundial regido por el Imperio Británico, y el desprecio científico por los indios otorgaba impunidad al robo de sus tierras y de sus brazos.

El mercado exigía café, pongamos el caso, y el café exigía más tierras y más brazos. Entonces, pongamos por caso, el presidente liberal de Guatemala, Justo Rufino Barrios, hombre de progreso, restablecía el trabajo forzado de la época colonial y regalaba a sus amigos tierras de indios y peones indios en cantidad.

El racismo se expresa con más ciega ferocidad en países como Guatemala, donde los indios siguen siendo porfiada mayoría a pesar de las frecuentes oleadas exterminadoras.

En nuestros días, no hay mano de obra peor pagada: los indios mayas reciben 65 centavos de dólar por cortar un quintal de café o de algodón o una tonelada de caña. Los indios no pueden ni plantar maíz sin permiso militar y no pueden moverse sin permiso de trabajo. El ejército organiza el reclutamiento masivo de brazos para las siembras y cosechas de exportación. En las plantaciones, se usan pesticidas cincuenta veces más tóxicos que el máximo tolerable; la leche de las madres es la más contaminada del mundo occidental. Rigoberta Menchú: su hermano menor, Felipe, y su mejor amiga, María, murieron en la infancia, por causa de los pesticidas rociados desde las avionetas. Felipe murió trabajando en el café. María, en el algodón. A machete y bala, el ejército acabó después con todo el resto de la familia de Rigoberta y con todos los demás miembros de su comunidad. Ella sobrevivió para contarlo.

Con alegre impunidad, se reconoce oficialmente que han sido borradas del mapa 440 aldeas indígenas entre 1981 y 1983, a lo largo de una campaña de aniquilación más extensa, que asesinó o desapareció a muchos miles de hombres y de mujeres. La limpieza de la sierra, plan de tierra arrasada, cobró también las vidas de una incontable cantidad de niños. Los militares guatemaltecos tienen la certeza de que el vivio de la rebelión se transmite por los genes.

Una raza inferior, condenada al vicio y a la holgazanería, incapaz de orden y progreso, ¿merece mejor suerte? La violencia institucional, el terrorismo de Estado, se ocupa de despejar las dudas. Los conquistadores ya no usan caparazones de hierro, sino que visten uniformes de la guerra de Vietnam. Y no tienen piel blanca: son mestizos avergonzados de su sangre o indios enrolados a la fuerza y obligados a cometer crímenes que los suicidan. Guatemala desprecia a los indios, Guatemala se autodesprecia.

Esta raza inferior había descubierto la cifra cero, mil años antes de que los matemáticos europeos supieran que existía. Y habían conocido la edad del universo, con asombrosa precisión, mil años antes que los astrónomos de nuestro tiempo.

Los mayas siguen siendo viajeros del tiempo:

¿Qué es un hombre en el camino? Tiempo.

Ellos ignoraban que el tiempo es dinero, como nos reveló Henry Ford. El tiempo, fundador del espacio, les parece sagrado, como sagrados son su hija, la tierra, y su hijo, el ser humano: como la tierra, como la gente, el tiempo no se puede comprar ni vender. La Civilización sigue haciendo lo posible por sacarlos del error.

¿Civilización? La historia cambia según la voz que la cuenta. En América, en Europa o en cualquier otra parte. Lo que para los romanos fue la invasión de los bárbaros, para los alemanes fue la emigración al sur.

No es la voz de los indios la que ha contado, hasta ahora, la historia de América. En las vísperas de la conquista española, un profeta maya, que fue boca de los dioses, había anunciado: Al terminar la codicia, se desatará la cara, se desatarán las manos, se desatarán los pies del mundo. Y cuando se desate la boca, ¿qué dirá? ¿Qué dirá la otra voz, la jamás escuchada?

Desde el punto de vista de los vencedores, que hasta ahora ha sido el punto de vista único, las costumbres de los indios han confirmado siempre su posesión demoníaca o su inferioridad biológica. Así fue desde los primeros tiempos de la vida colonial:

¿Se suicidan los indios de las islas del mar Caribe, por negarse al trabajo esclavo? Porque son holgazanes.

¿Andan desnudos, como si todo el cuerpo fuera cara? Porque los salvajes no tienen vergüenza.

¿Ignoran el derecho de propiedad, y comparten todo, y carecen de afán de riqueza? Porque son más parientes del mono que del hombre.

¿Se bañan con sospechosa frecuencia? Porque se parecen a los herejes de la secta de Mahoma, que bien arden en los fuegos de la Inquisición.

¿Jamás golpean a los niños, y los dejan andar libres? Porque son incapaces de castigo ni doctrina.

¿Creen en los sueños, y obedecen a sus voces? Por influencia de Satán o por pura estupidez.

¿Comen cuando tienen hambre, y no cuando es hora de comer? Porque son incapaces de dominar sus instintos.

¿Aman cuando sienten deseo? Porque el demonio los induce a repetir el pecado original.

¿Es libre la homosexualidad? ¿La virginidad no tiene importancia alguna? Porque viven en la antesala del infierno.

En 1523, el cacique Nicaragua preguntó a los conquistadores:

-Y al rey de ustedes, ¿quién lo eligió?

El cacique había sido elegido por los ancianos de las comunidades. ¿Había sido el rey de Castilla elegido por los ancianos de sus comunidades?

La América precilombina era vasta y diversa, y contenía modos de democracia que Europa no supo ver, y que el mundo ignora todavía. Reducir la realidad indígena americana al despotismo de los emperadores incas, o a las prácticas sanguinarias de la dinastía azteca, equivale a reducir la realidad de la Europa renacentista a la tiranía de sus monarcas o a las siniestras ceremonias de la Inquisición.

En la tradición guaraní, por ejemplo, los caciques se eligen en asambleas de hombres y mujeres -y las asambleas los destituyen si no cumplen el mandato colectivo. En la tradición iroquesa, hombres y mujeres gobiernan en pie de igualdad. Los jefes son hombres; pero son las mujeres quienes los ponen y deponen y ellas tienen poder de decisión, desde el Consejo de Matronas, sobre muchos asuntos fundamentales de la confederación entera. Allá por el año 1600, cuando los hombres iroqueses se lanzaron a guerrear por su cuenta, las mujeres hicieron huelga de amores. Y al poco tiempo los hombres, obligados a dormir solos, se sometieron al gobierno compartido.

En 1919, el jefe militar de Panamá en las islas de San Blas, anunció su triunfo:

-Las indias kunas ya no vestirán molas, sino vestidos civilizados.

Y anunció que las indias nunca se pintarían la nariz sino las mejillas, como debe ser, y que nunca más llevarían aros en la nariz, sino en las orejas. Como debe ser.

Setenta años después de aquel canto de gallo, las indias kunas de nuestros días siguen luciendo sus aros de oro en la nariz pintada, y siguen vistiendo sus molas, hechas de muchas telas de colores que se cruzan con siempre asombrosa capacidad de imaginación y de belleza: visten sus molas en la vida y con ella se hunden en la tierra, cuando llega la muerte.

En 1989, en vísperas de la invasión norteamericana, el general Manuel Noriega aseguró que Panamá era un país respetuosos de los derechos humanos:

-No somos una tribu -aseguró el general.

Las técnicas arcaicas, en manos de las comunidades, habían hecho fértiles los desiertos en la cordillera de los Andes. Las tecnologías modernas, en manos del latifundio privado de exportación, están convirtiendo en desiertos las tierras fértiles en los Andes y en todas partes.

Resultaría absurdo retroceder cinco siglos en las técnicas de producción; pero no menos absurdo es ignorar las catástrofes de un sistema que exprime a los hombre y arrasa los bosques y viola la tierra y envenena los ríos para arrancar la mayor ganancia en el plazo menos. ¿No es absurdo sacrificar a la naturaleza y a la gente en los altares del mercado internacional? En ese absurdo vivimos; y lo aceptamos como si fuera nuestro único destino posible.

Las llamadas culturas primitivas resultan todavía peligrosas porque no han perdido el sentido común. Sentido común es también, por extensión natural, sentido comunitarios. Si pertenece a todos el aire, ¿por qué ha de tener dueño la tierra? Si desde la tierra venimos, y hacia la tierra vamos, ¿acaso no nos mata cualquier crimen que contra la tierra se comete? La tierra es cuna y sepultura, madre y compañera. Se le ofrece el primer trago y el primer bocado; se le da descanso, se la protege de la erosión.

Es sistema desprecia lo que ignora, porque ignora lo que teme conocer. El racismo es también una máscara del miedo.

¿Qué sabemos de las culturas indígenas? Lo que nos han contado las películas del Fas West. Y de las culturas africanas, ¿qué sabemos? Lo que nos ha contado el profesor Tarzán, que nunca estuvo.

Dice un poeta del interior de Bahía: Primero me robaron del África. Después robaron el África de mi.

La memoria de América ha sido mutilada por el racismo. Seguimos actuando como si fuéramos hijos de Europa, y de nadie más.

A fines del siglo pasado, un médico inglés, John Down, identificó el síndrome que hoy lleva su nombre. Él creyó que la alteración de los cromosomas implicaba un regreso a las razas inferiores, que generaba mongolian idiots, negroid idiots y aztec idiots.

Simultáneamente, un médico italiano, Cesare Lombrosos, atribuyó al criminal nato los rasgos físicos de los negros y de los indios.

Por entonces, cobró base científica la sospecha de que los indios y los negros son proclives, por naturaleza, al crimen y a la debilidad mental. Los indios y los negros, tradicionales instrumentos de trabajo, vienen siendo también desde entonces, objetos de ciencia.

En la misma época de Lombroso y Down, un médico brasileño, Raimundo Nina Rodrigues, se puso a estudiar el problema negro. Nina Rodrigues, que era mulato, llegó a la conclusión de que la mezcla de sangres perpetúa los caracteres de las razas inferiores, y que por tanto la raza negra en el Brasil ha de constituir siempre uno de los factores de nuestra inferioridad como pueblo. Este médico psiquiatra fue el primer investigador de la cultura brasileña de origen africano. La estudió como caso clínico: las religiones negras, como patología; los trances, como manifestaciones de histeria.

Poco después, un médico argentino, el socialista José Ingenieros, escribió que los negros, oprobiosa escoria de la raza humana, están más próximos de los monos antropoides que de los blancos civilizados. Y para demostrar su irremediable inferioridad, Ingenieros comprobaba: Los negros no tienen ideas religiosas.

En realidad, las ideas religiosas habían atravesado la mar, junto a los esclavos, en los navíos negreros. Una prueba de obstinación de la dignidad humana: a las costas americanas solamente llegaron los dioses del amor y de la guerra. En cambio, los dioses de la fecundidad, que hubieran multiplicado las cosechas y los esclavos del amo, se cayeron al agua.

Los dioses peleones y enamorados que completaron la travesía, tuvieron que disfrazarse de santos blancos, para sobrevivir y ayudar a sobrevivir a los millones de hombres y mujeres violentamente arrancados del África y vendidos como cosas. Ogum, dios del hierro, se hizo pasar por san Jorge o san Antonio o san Miguel, Shangó, con todos sus truenos y sus fuegos, se convirtió en santa Bárbara. Obatalá fue Jesucristo y Oshún, la divinidad de las agus dulces, fue la Virgen de la Candelaria...

Dioses prohibidos. En las colonias españolas y portuguesas y en todas ls demás: en las islas inglesas del Caribe, después de la abolición de la esclavitud se siguió prohibiendo tocar tambores o sonar vientos al modo africano, y se siguió penando con cárcel la simple tenencia de una imagen de cualquier dios africano.

Dioses prohibidos, porque peligrosamente exaltan las pasiones humanas, y en ellas encarnan. Friedrich Nietzsche dijo una vez:

-Yo sólo podría creer en un dios que sepa danzar.

Como José Ingenieros, Nietzsche no conocía a los dioses africanos. Si los hubiera conocido, quizá hubiera creído en ellos. Y quizá hubiera cambiado algunas de sus ideas. José Ingenieros, quién sabe.

La piel oscura delata incorregibles defectos de fábrica. Así, la tremenda desigualdad social, que es también racial, encuentra su coartada en las taras hereditarias.

Lo había observado Humboldt hace doscientos años, y en toda América sigue siendo así: la pirámide de las clases sociales es oscura en la base y clara en la cúspide. En el Brasil, por ejemplo, la democracia racial consiste en que los más blancos están arriba y los más negros abajo. James Baldwin, sobre los negros en Estados Unidos:

-Cuando dejamos Mississipi y vinimos al Norte, no encontramos la libertad. Encontramos los peores lugares en el mercado de trabajo; y en ellos estamos todavía.

Un indio del Norte argentino, Asunción Ontíveros Yulquila, evoca hoy el trauma que marcó su infancia:

-Las personas buenas y lindas eran las que se parecían a Jesús y a la Virgen. Pero mi padre y mi madre no se parecían para nada a las imágenes de Jesús y la Virgen María que yo veía en la iglesia de Abra Pampa.

La cara propia es un error de la naturaleza. La cultura propia, una prueba de ignorancia o una culpa que expiar. Civilizar es corregir.

El fatalismo biológico, estigma de las razas inferiores congénitmente condenadas a la indolencia y a la violencia y a la miseria, no sólo nos impide ver las causas reales de nuestra desventura histórica. Además, el racismo nos impide conocer, o reconocer, ciertos valores fundamentales que las culturas despreciadas han podido milagrosamente perpetuar y que en ellas encarnan todavía, mal que bien, a pesar de los siglos de persecución, humillación y degradación. Esos valores fundamentales no son objetos de museo. Son factores de historia, imprescindibles para nuestra imprescindible invención de una América sin mandones ni mandados. Esos valores acusan al sistema que los niega.

Hace algun tiempo, el sacerdote español Ignacio Ellacuría me dijo que le resultaba absurdo eso del Descubrimiento de América. El opresor es incapaz de descubrir, me dijo:

-Es el oprimido el que descubre al opresor.

Él creía que el opresor ni siquiera puede descubrirse a sí mismo. La verdadera realidad del opresor sólo se puede ver desde el oprimido.

Ignacio Ellacuría fue acribillado a balazos, por creer en esa imperdonable capacidad de revelación y por compartir los riesgos de la fe en su poder de profecía.

¿Lo asesinaron los militares de El Salvador, o lo asesinó un sistema que no puede tolerar la mirada que lo delata?

(1992)
Ser como ellos y otros artículos, Siglo Veintiuno de España Editores, España, 1992


Fuente: Rodelú
Posted by Picasa

11 octubre 2005

SI YO MUERO NO LLORES POR MI. HAZ LO QUE YO HACÍA Y SEGUIRÉ VIVIENDO EN TI.



Presentados libros sobre Ernesto Che Guevara en La Habana.

Michel Hernández

“Los hombres no pueden ser sino representación de una ideología, de un modo de pensar; y ese modo de pensar tiene que estar sustentado por una base popular amplia. Existen en América movimientos que pueden crear un nexo de apoyo y solidaridad a toda posición que signifique rechazar el sojuzgamiento económico y político de América Latina”

Con en el aliento de esta premonitoria frase de Ernesto Che Guevara fueron presentados en La Habana los libros Notas de viaje y Che desde la Memoria de la editorial Ocean Press y el Centro de Estudios Che Guevara, ante un concurrido auditorio de jóvenes que vestían camisetas del guerrillero latinoamericano.

El primero de estos libros animó al brasileño Walter Salles para la realización de su película Diarios de Motocicleta de gran éxito en las pantallas latinoamericanas. Sus páginas recogen los sueños, peripecias y reflexiones sobre la definitoria aventura de Guevara junto a Alberto Granados en la “Poderosa” por toda Latinoamérica.

La otra publicación, Che desde la Memoria, nos impulsa en quince capítulos a un recorrido historiográfico por la vida del Hombre detrás del icono. Al mismo tiempo se convierte en un documento obligatorio para estudiar la visión guevariana del mundo.

En la lectura de textos de su autoría descubrimos a un Che Filósofo, Poeta, Revolucionario. Sus apuntes se levantan contra todo tipo de pensamiento oportunista, dogmático, acrítico.

Desde el Congo hasta Bolivia la figura del Comandante va forjándose entre nuestras manos al transitar las páginas de Che desde la Memoria.

La presentación estuvo a cargo de la hija del Che, Aleida Guevara; el editor de la Ocean Press en la Habana, Javier Salado, y el importante intelectual cubano Víctor Casáus.

Ellos confesaron ante una emocionada concurrencia sentirse ciudadanos del mundo: “Los investigadores y editores australianos, norteamericanos, chilenos y cubanos que trabajaron en el Proyecto Editorial Che Guevara nos consideramos antiimperialistas y soñadores de la verdadera independencia de esta América por la que él clamaba.”

En el prólogo de Notas de Viaje, Cintio Vitier adelanta: “Si un héroe de las gestas libertarias latinoamericanas, de Bolívar a nuestros días, ha sido atractivo para las juventudes, no sólo nuestras, sino del mundo entero, ése es Ernesto Che Guevara”.

“Es el Che que todavía no es Che, sino simplemente Ernesto Guevara. El joven que como cualquiera de ustedes ha buscado un mundo diferente”, comentó Aleida Guevara, mientras exhortaba a los presentes a conocerlo plenamente. Esos jóvenes detrás de miles de rostros como el de Carlos Giuliani, primer mártir del movimiento antiglobalización, militan en los movimientos sociales y sitian el hegemonismo imperial desde Seattle hasta Génova.

En entrevista para Rebelión Javier Salado señaló “El Proyecto Editorial Che de la editorial Ocean Press de Australia y el Centro de Estudios Che Guevara en la Habana consta de 19 títulos que deben estar publicados para el 40 aniversario del asesinato del Che Guevara que tendrá lugar en el 2007.”

“Entre los títulos –continuó el editor– se destacan algunos inéditos esperados por muchos lectores de todas partes del mundo, como por ejemplo Apuntes Críticos a la Economía Política y Apuntes Filosóficos.”

“En el primero el Che realiza una crítica profunda y marxista al Manual de Economía Política de la desaparecida Unión Soviética y punto por punto va deconstruyendo algunas de las tesis de este manual hasta acusarlo de antimarxista”, agregó.

“Por otra parte Apuntes filosóficos aborda el interés del Che por el estudio de la filosofía a todos los niveles, que quiso incluso materializar en un interesante proyecto de publicación de importantes autores del género, pero no lo pudo culminar por su muerte en tierras bolivianas”, manifestó el editor de Ocean Press.

Salado añadió que los libros están publicados en inglés y español, pero que además gracias a convenios con otras editoriales se ha alcanzado difundir el pensamiento del Che en más de 17 idiomas.

Al terminar la presentación entre aplausos y más de un rostro inquieto, la doctora Aleida Guevara declaró a Rebelión: “Los estudiantes lo mantienen vivo, lo asumen como bandera de combate, porque es el ejemplo más completo que tienen. Mi papá decía: Siempre es mejor hacernos seguir que no tener que empujar”.

“Lo importante es conocer al Che como hombre, –confesó Aleida– llevarlo a la actualidad, no simplemente aprenderte de memoria algo que dijo, sino interiorizarlo en tu vida y llevarlo a la práctica”.

Notas de Viaje y Che desde la Memoria son una invitación para profundizar en la obra de un verdadero revolucionario, hálito imprescindible para alcanzar el proyecto independentista por el cual murió.

Esperemos que ambas publicaciones no se conviertan en estatuas, en bellas postales, ni en ornamentos de libreros. Son ellas la prueba más fehaciente de que las proezas humanas que necesita el mundo en trincheras como Irak, Puerto Rico o África son terrenales y alcanzables. Ojalá los Viajes y la Memoria nos sirvan de ejemplo.
Fuente: Rebelión
Posted by Picasa

07 octubre 2005

BREVE RESEÑA DEL DOCUMENTAL QUE SE ESTRENA ESTE SÁBADO EN GOTEMBURGO




Guión, producción y dirección: Alejandro Figueroa.

Este documental está realizado en base a entrevistas filmadas por el director -ex participante del Movimiento Tupamaros- a compañeros, amigos y familiares del fallecido líder Raúl Sendic.

Lo que surge de este film -que fue gestado en Francia hace tres años- es la relevancia de este hombre, que comenzó trabajando codo a codo con los asalariados rurales, organizando los reclamos de esos cañeros del Norte, hasta dar forma a un importante movimiento armado que operó desde la clandestinidad, en un momento determinado de la historia uruguaya.

Esta agrupación se llamó Movimiento de Liberación Nacional Tupamaro, en homenaje a Tupac Amaru, un libertario. Se fue convirtiendo en una organización política en armas, cuando ya se evaluó que no había otro camino que apelar a ellas para oponerse a la injusticia y la represión.

Sendic fue un líder austero, autoexigente, sin personalismos, no autoritario ni mediático.

Por el testimonio de los que fueron sus compañeros, se sabe cómo creció este movimiento, los pasos que dio y la represión que sufrieron sus miembros durante la dictadura, así como la decadencia del mismo y la muerte de su principal dirigente, Sendic, acaecida en 1989.

El MNL fue una fuerza viva, que pretendió diferenciarse, tener características propias sin parecerse a otros. Los testimonios que se han recogido son vívidos pero, naturalmente, parciales.
Ofrece similitudes con fuerzas que se gestaron en la Argentina, aunque aquellas parecen haber sido de mayor raigambre en las clases populares.

Pero la persecución y los métodos de tortura nos son dolorosamente familiares, como la historia personal del líder, expuesta por sus hijos, evoca otros trabajos cinematográficos recientes, exhibidos en nuestro país.

Fuente: EL OJO ROJO
Posted by Picasa

COLÓN DESCUBRIÓ AMÉRICA???



Caras y caretas

¿Cristóbal Colón descubrió América en 1492? ¿O antes que él la descubrieron los vikingos? ¿Y antes que los vikingos? Los que allí vivían, ¿no existían?

Eduardo Galeano

Cuenta la historia oficial que Vasco Núñez de Balboa fue el primer hombre que vio, desde una cumbre de Panamá, los dos océanos. Los que allí vivían, ¿eran ciegos?
¿Quiénes pusieron sus primeros nombres al maíz y a la papa y al tomate y al chocolate y a las montañas y a los ríos de América? ¿Hernán Cortés, Francisco Pizarro? Los que allí vivían, ¿eran mudos?
Nos han dicho, y nos siguen diciendo, que los peregrinos del Mayflower fueron a poblar América. ¿América estaba vacía?
Como Colón no entendía lo que decían, creyó que no sabían hablar.
Como andaban desnudos, eran mansos y daban todo a cambio de nada, creyó que no eran gentes de razón.
Y como estaba seguro de haber entrado al Oriente por la puerta de atrás, creyó que eran indios de la India.
Después, durante su segundo viaje, el almirante dictó un acta estableciendo que Cuba era parte del Asia.
El documento del 14 de junio de 1494 dejó constancia de que los tripulantes de sus tres naves lo reconocían así; y a quien dijera lo contrario se le darían cien azotes, se le cobraría una pena de diez mil maravedíes y se le cortaría la lengua.
El notario, Hernán Pérez de Luna, dio fe.
Y al pie firmaron los marinos que sabían firmar.
Los conquistadores exigían que América fuera lo que no era. No veían lo que veían, sino lo que querían ver: la fuente de la juventud, la ciudad del oro, el reino de las esmeraldas, el país de la canela. Y retrataron a los americanos tal como antes habían imaginado a los paganos de Oriente.
Cristóbal Colón vio en las costas de Cuba sirenas con caras de hombre y plumas de gallo, y supo que no lejos de allí los hombres y las mujeres tenían rabos.
En la Guayana, según sir Walter Raleigh, había gente con los ojos en los hombros y la boca en el pecho.
En Venezuela, según fray Pedro Simón, había indios de orejas tan grandes que las arrastraban por los suelos.
En el río Amazonas, según Cristóbal de Acuña, los nativos tenían los pies al revés, con los talones adelante y los dedos atrás, y según Pedro Martín de Anglería las mujeres se mutilaban un seno para el mejor disparo de sus flechas.
Anglería, que escribió la primera historia de América pero nunca estuvo allí, afirmó también que en el Nuevo Mundo había gente con rabos, como había contado Colón, y sus rabos eran tan largos que sólo podían sentarse en asientos con agujeros.
El Código Negro prohibía la tortura de los esclavos en las colonias francesas. Pero no era por torturar, sino por educar, que los amos azotaban a sus negros y cuando huían les cortaban los tendones.
Eran conmovedoras las leyes de Indias, que protegían a los indios en las colonias españolas. Pero más conmovedoras eran la picota y la horca clavadas en el centro de cada Plaza Mayor.
Muy convincente resultaba la lectura del Requerimiento, que en vísperas del asalto a cada aldea explicaba a los indios que Dios había venido al mundo y que había dejado en su lugar a San Pedro y que San Pedro tenía por sucesor al Santo Padre y que el Santo Padre había hecho merced a la reina de Castilla de toda esta tierra y que por eso debían irse de aquí o pagar tributo en oro y que en caso de negativa o demora se les haría la guerra y ellos serían convertidos en esclavos y también sus mujeres y sus hijos. Pero este Requerimiento de obediencia se leía en el monte, en plena noche, en lengua castellana y sin intérprete, en presencia del notario y de ningún indio, porque los indios dormían, a algunas leguas de distancia, y no tenían la menor idea de lo que se les venía encima.
Hasta no hace mucho, el 12 de octubre era el Día de la Raza.
Pero, ¿acaso existe semejante cosa? ¿Qué es la raza, además de una mentira útil para exprimir y exterminar al prójimo?
En el año 1942, cuando Estados Unidos entró en la guerra mundial, la Cruz Roja de ese país decidió que la sangre negra no sería admitida en sus bancos de plasma. Así se evitaba que la mezcla de razas, prohibida en la cama, se hiciera por inyección.
¿Alguien ha visto, alguna vez, sangre negra?
Después, el Día de la Raza pasó a ser el Día del Encuentro.
¿Son encuentros las invasiones coloniales? ¿Las de ayer, y las de hoy, encuentros? ¿No habría que llamarlas, más bien, violaciones?
Quizás el episodio más revelador de la historia de América ocurrió en el año 1563, en Chile. El fortín de Arauco estaba sitiado por los indios, sin agua ni comida, pero el capitán Lorenzo Bernal se negó a rendirse. Desde la empalizada, gritó:
—¡Nosotros seremos cada vez más!
—¿Con qué mujeres? –preguntó el jefe indio.
—Con las vuestras. Nosotros les haremos hijos que serán vuestros amos.
Los invasores llamaron caníbales a los antiguos americanos, pero más caníbal era el Cerro Rico de Potosí, cuyas bocas comían carne de indios para alimentar el desarrollo capitalista de Europa.
Y los llamaron idólatras, porque creían que la naturaleza es sagrada y que somos hermanos de todo lo que tiene piernas, patas, alas o raíces.
Y los llamaron salvajes. En eso, al menos, no se equivocaron. Tan brutos eran los indios que ignoraban que debían exigir visa, certificado de buena conducta y permiso de trabajo a Colón, Cabral, Cortés, Alvarado, Pizarro y los peregrinos del Mayflower.

(En Uruguay exclusivo para BRECHA)
Fuente: Rodelú Posted by Picasa

04 octubre 2005

INVITAMOS AL ESTRENO EN GOTEMBURGO DEL DOCUMENTAL RAÚL SENDIC, TUPAMARO


RAÚL SENDIC, TUPAMARO
un film de
Alejandro Figueroa

Sábado 8 de octubre
16 horas
Nya Lundenskolan
Kärralundsgatan 3
Buss 60 - Hållplatser: Nya Lundenskolan

Entrada: 30 kr - La recaudación será enviada directamente a Uruguay
Organiza: KULTURFÖRENING "EN LA VÍA"
BIENVENID@S!!!
Por más información y mapa del lugar :

“El pensamiento de Sendic es válido hasta el día de hoy”
El cineasta habla de su film Raúl Sendic - Tupamaro, que hace un recorrido por la vida y la militancia del dirigente uruguayo.
Con el documental Raúl Sendic - Tupamaro, el director uruguayo Alejandro Figueroa rescata la figura del guerrillero también uruguayo, visto por muchos como un “Artigas contemporáneo”. En su evocación suma los relatos de su esposa, Xenia Itté, de sus cuatro hijos y de compañeros de militancia, Washington Rodríguez Belletti, José Mujica, el escritor Mauricio Rosencof, entre otros. El film, en cartel en el cine Cosmos, hace un recorrido por la vida de Sendic (1925-1989), un hombre de acción, a quien sólo le faltaba una materia para recibirse de abogado; lo muestra trabajando con los cañeros de Bella Unión y en la creación en 1961 del sindicato de la UTAA (Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas); el pase a la clandestinidad tras el robo de armas en el Club de Tiro Suizo (1963); la detención en 1970 y la fuga en 1971 con 100 compañeros de la cárcel de Punta Carretas. Figueroa también detalla el retorno de Sendic a la lucha hasta que es herido por las fuerzas represivas y detenido en 1972, la liberación en 1985 y la muerte en París afectado por el mal de Charcot. Figueroa nació en Uruguay en 1950 y a los 17 años se incorporó al MNL. En 1973 se exilió en París, donde estudió cine y trabajó para la TV francesa y desde 1995 reside en Uruguay. En una charla telefónica con Página/12, el director uruguayo compartió su visión del film.

–Usted relata que el MLN-Tupamaros estaba conformado en los años ’70 por tres mil integrantes y contaba con una adhesión importante en la población.

–La organización en su conjunto estaba formada por esa cifra, pero el área de influencia era de 30 mil personas sobre un total de 2.700.000 habitantes. Con sus acciones, los Tupamaros se acercaban al pueblo, expropiaban alimentos de los grandes supermercados y los repartían gratuitamente en las villas. Eran los Robin Hood de América latina. Contrarios a los atentados, realizaban denuncias sobre estafas y hechos de corrupción. Sendic pasó a la clandestinidad después del ataque al Club de Tiro Suizo. El Partido Socialista le propuso ocupar el primer lugar en la lista de diputados para así obtener la inmunidad parlamentaria que le permitiera volver a la legalidad, pero él no aceptó.

–Sendic era un estudioso y crítico del marxismo.

–Era marxista, un ideólogo nacionalista en búsqueda de las nuevas corrientes que surgían en la izquierda. Admirador de Rosa Luxemburgo, se nutrió de esa ideología y tomó lo mejor de ella. En los años ’70 dijo: “Los países del Este se van la mierda”. Sus análisis políticos tenían visión de futuro y le valieron la marginación. El Che sostuvo en los años ’60 que, como en Uruguay no hay montañas, la guerrilla no se podía desarrollar. Los Tupamaros inventaron la guerrilla urbana sin apoyo de los cubanos.

–¿Cuál fue el aporte de Sendic a la izquierda uruguaya?

–Recorrió a partir de 1955 el departamento Treinta y Tres, la zona de las arroceras y colaboró en la organización de los peones rurales. En esos años no había rutas y andaba a caballo. Sendic es un apellido vasco que significa hombre del sindicato. A Raúl se lo conoce como tupamaro, pero primero desarrolló una labor importante como sindicalista. El pensamiento de Sendic es válido hasta hoy, pues sostenía que los pueblos no deben pagar la deuda externa porque ya la pagaron cien veces. Raúl propiciaba la unión de las fuerzas de izquierda con otras fuerzas políticas y sociales para no quedar reducido a una elite de intelectuales. Esta labor la está desarrollando Pepe Mujica. Sendic impulsaba la creación de un frente grande y hoy en Uruguay el Frente Amplio es una realidad.

Ficha técnica
Titulo: Raúl Sendic –Tupamaro
Género: Documental
Duración: 1h 30
Idioma: Español (sub-titulado en francés)
Guión, producción y dirección: Alejandro Figeroa
Edición: Andrés Esperón - Alejandro Figueroa
Música original: Jorge “Negrito” Trasante
Formato: DVD 16.9
Sistema: PAL
Realización: Uruguay, 2004
Fuente: Página 12
Posted by Picasa