FEROZ COMPETENCIA POR LA PRESIDENCIA DEL BLOQUE QUE CREA EL TRATADO DE LISBOA
El tratado crea un nuevo y codiciado puesto, el de presidente del Consejo Europeo, quien será el frontman de la UE en el mundo. Ya hay varios anotados y Blair picó en punta, pero el euroescepticismo británico le juega en contra.Estos días Bruselas es la capital de los rumores. La reciente cumbre de jefes de Estado de la Unión Europea (UE) señaló la inminente aprobación del Tratado de Lisboa y la creación de un nuevo y codiciado puesto, el de presidente del Consejo Europeo, quien será la cara visible, el frontman de la UE en el mundo. Ya hay varios anotados y Tony Blair picó en punta.
El Consejo Europeo es el órgano intergubernamental de la UE que agrupa a los presidentes y primeros ministros de los países miembros. Es el verdadero centro de poder de la Unión, y hasta el momento se ha regido mediante una presidencia rotativa de seis meses. El Tratado de Lisboa establecerá un presidente permanente por dos años y medio, el cual será elegido por votación en el Consejo y la figura de un Alto Representante, encargado de las relaciones exteriores.
La competencia para ocupar el cargo de presidente se recalentó esta semana cuando fue removido el último obstáculo para la entrada en vigencia del tratado, la aprobación de la República Checa, mediante un acuerdo fruto de una intensa negociación.
Además del poder y el prestigio que la función trae consigo, el beneficiado recibirá un sueldo de unos 25 mil euros mensuales, estadía en Bruselas con gastos pagos, viáticos mensuales, un coche con chofer y un staff personal de unas 20 personas.
Hasta hace unos días el ex primer ministro británico Tony Blair parecía número puesto. Su candidatura había levantado revuelo debido a su apoyo a Bush y la guerra en Irak, pero contaba con el respaldo de los peso pesado europeos: Francia, Italia, España y el Reino Unido, por ser una de las figuras europeas más reconocidas en el mundo.
Sin embargo, durante la reciente cumbre celebrada el 29 y 30 de octubre, su candidatura parece haberse desinflado. Un aparente acuerdo tácito de que el puesto de la Presidencia iría para un candidato del centroderecha y que el cargo de Alto Representante iría para el centroizquierda parece restarle posibilidades a Blair, quien pertenece al Partido Laborista, el centroizquierda inglés.
Además, durante la Cumbre, el presidente español José Luis Rodríguez Zapatero y su homólogo francés Nicolas Sarkozy insinuaron haber desistido de respaldar a Blair. Por su parte, se dice que la canciller alemana Angela Merkel prefiere que el cargo sea ocupado por una persona proveniente de un país pequeño, lo que excluiría al inglés.
La candidatura de David Miliband, ministro de Relaciones Exteriores del Reino Unido, para el puesto de Alto Representante, también juega en contra de Blair. Si Miliband es elegido, es prácticamente imposible que el puesto de presidente sea ocupado por otro inglés.
Sin embargo, no está todo dicho para Blair. Fuentes diplomáticas inglesas creen que la negativa de los gobiernos de Alemania y Francia en apoyar abiertamente a Blair no es más que una pantalla para negociar con los ingleses. Según esta versión, Merkel y Sarkozy apoyarán finalmente a Blair a cambio de que Inglaterra ceda a Alemania y Francia puestos financieros claves en la Comisión, el organismo ejecutivo de la UE.
Los otros candidatos son figuras menos conocidas. Luego de la cumbre, los más claros favoritos parecen ser el actual primer ministro holandés Peter Balkenende y el ex canciller austríaco Wolfgang Schüssel. Ambos entrarían dentro de las preferencias de Merkel, quien parece querer un presidente germanoparlante.
El martes pasado el primer ministro de Luxemburgo Jean-Claude Juncker se convirtió en el primer político en presentar su candidatura oficial para la presidencia de la UE, y lo hizo con una andanada de críticas dirigidas a Blair y Balkenende. Al primero le enrostró una supuesta falta de “inspiración europea” del Reino Unido, y al segundo no haber hecho lo suficiente para impedir el “No” en el referéndum de la Constitución Europea de 2004 en Holanda.
Otro de los temas en discusión es acerca de las funciones del futuro puesto. El Tratado de Lisboa no es demasiado específico al respecto. Además de presidir las reuniones en el Consejo Europeo, el presidente deberá asumir “la representación exterior de la Unión en los asuntos de política exterior y de seguridad común”. Según los analistas, dicha falta de claridad le permitiría al presidente tener un amplio margen de maniobra en sus funciones.
Sobre el asunto existe una clara división entre quienes prefieren un presidente fuerte y con peso político, y quienes se inclinan por un presidente con poco poder, que sirva únicamente como chairman para dirigir las reuniones del Consejo y representante protocolar para las visitas extranjeras. Para estos últimos, un candidato ideal es el holandés Balkenende. Con perfil de “buen tipo” y personalidad tranquila, su presidencia sería apacible y sin sobresaltos.
“Necesitamos a alguien que sirva para hacer acuerdos, alguien que sepa mediar, no más que eso”, señala el analista Peter Defraigne de la fundación Madariaga, quien se muestra contrario a una figura fuerte para la presidencia.
Otros analistas opinan diferente. “Europa debe elegir entre un candidato fuerte y controversial como Blair, pero capaz de hacer funcionar al Consejo, u otro candidato más débil hacia quien nadie tiene antipatía pero que no sería efectivo”, sostiene Michiel van Hulten, antiguo europarlamentario y analista de asuntos europeos.
De todas maneras la carrera por el puesto continúa y aún no hay nada decidido. Ya se habla acerca de una cumbre extraordinaria organizada por los suecos al mando de la presidencia rotativa de la UE que tendrá lugar el 12 o el 19 de noviembre en la que se elegiría al nuevo presidente.
Esa elección se hará por votación en el Consejo, lo cual excluye a la población del proceso. Esta vez no habrá campaña ni slogans, sólo reuniones a puertas cerradas y muchos rumores.
Nicolás NagleFuente: Página 12
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