Palabras en el Homenaje a Mario Benedetti
Roberto Fernández Retamar
El pasado domingo dejó de existir uno de los más leídos y admirados, y probablemente el más querido de los escritores latinoamericanos de este tiempo: Mario Benedetti. Aunque se le sabía muy enfermo, la noticia conmovió al mundo entero, y de manera particular a quienes estamos vinculados a la Casa de las Américas, como lo estuvo él mismo hasta el fin de sus días.
Mario no fue solo autor de una obra literaria múltiple y rica, sino además una conciencia inclaudicable. Ello lo llevó a conocer dolorosas experiencias. En relación con algunas de ellas me escribió el compañero Julio Cortázar el 6 de octubre de 1975: “Dame noticias de Mario Benedetti. He estado muy inquieto desde que supe de su partida del Perú, y mis informaciones no son acaso las buenas. Me dicen que está con ustedes, cosa que deseo de todo corazón. Mario es uno de los hombres más valiosos de nuestro continente y por tanto siempre en peligro”.
En efecto, después de haber tenido que abandonar, perseguido, su país primero y la Argentina luego fue expulsado en 1975 del Perú. Volvió entonces a trabajar en la Casa de las Américas, como ya lo había hecho años atrás, cuando fundó nuestro Centro de Investigaciones Literarias y fue una fuerza irradiante. Con razón un biógrafo suyo, a propósito a esa expulsión del Perú, pudo decir: “Mario se irá, pues, a Cuba, que sigue siendo su patria política y el lugar donde ocurre la Revolución, a la que se siente ligado por un doble compromiso de admiración y lealtad.”
La difusión de la obra de Benedetti es tan inmensa como lo merece. Mario, afortunadamente, llegó a conocer en vida el reconocimiento incluso multitudinario que se le negara a otros grandes. Y junto a esa obra es imprescindible destacar la hermosa y valiente dignidad de su conducta. Bien conocimos ambas cosas, obra y conducta, en la Casa de las Américas, donde además de su presencia fundadora nos dio lecciones de modestia y humildad.
Tantas cosas llevan entre nosotros la marca de Mario, que ni queremos ni podemos olvidarlo. Vivirá cuanto viva su Casa de las Américas, que él contribuyó como pocos a hacer realidad.
Casa de las Américas, 19 de mayo de 2009.
Fuente: La Jiribilla
2 graffitis:
Si que era, o es, uno de los más queridos Mario.
Y muy grande todo su trabajo, aparte de intemporal y eterno :)
Un cordial saludo.
Déjame querida amiga, compartir contigo de alguna forma este desasosiego por falta tan grande en la literatura Universal, se ha ido una voz hermosa del Alma... Un placer haberte encontrado casualmente...
Jyhael
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