Narce Santibañez Alejandre
De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en 2007, 60 por ciento de las muertes por restos explosivos de guerra fueron menores de edad, de los cuales el 49 por ciento fueron niños y el 12 por ciento niñas, ya que confunden los explosivos con juguetes o entran en campos minados sin estar conscientes del peligro que corren.
Entre las posibles lesiones debidas a esos artefactos figuran la pérdida de brazos o piernas, o de la vista o la audición. Las víctimas pueden sufrir discapacidad permanente, lo que significa que requieren atención inmediata y apoyo a largo plazo.
También se debe tomar en cuenta que una persona que haya perdido sus piernas a corta edad deberá cambiar su prótesis aproximadamente 25 veces a lo largo de su vida, lo cual tendrá un costo aproximado de 3 mil dólares, sin embargo, la población afectada carece de atención médica o servicios de rehabilitación.
La eliminación de las minas terrestres y los restos explosivos de guerra, así como el aumento de la capacidad de los países para satisfacer las necesidades de las víctimas y ayudarles a reintegrarse en la sociedad, son condiciones imprescindibles para que niñas y niñas de los países afectados puedan disfrutar de un desarrollo pleno, señala el boletín difundido por UNICEF.
Dichos artefactos representaban una mortífera amenaza en más de 70 países y entre los más afectados, se encuentra Afganistán, Angola, Bosnia y Herzegovina, Camboya, Rwanda, Yemen, y, en América Latina, Colombia.
Durante 2008, en Colombia las minas antipersonales cobraron dos víctimas diarias, país donde más aumenta el número de afectados por estas armas cada año, según datos difundidos hoy en Bogotá con motivo del Día Internacional para la Sensibilización sobre Minas Antipersonales.
Las minas terrestres y otros restos explosivos de guerra también constituyen peligrosos obstáculos para el desarrollo de la vida de las comunidades, ya que las y los pobladores corren peligro al dirigirse a sus hogares, a la escuela o a los establecimientos donde reciben servicios sanitarios o sociales, recalcó hoy UNICEF con motivo del Día Internacional de información sobre el peligro de las minas y de asistencia para las actividades relativas a las minas.
Entre los avances internacionales que se encuentra el Tratado de Ottawa, firmado en 1997, en él se prohíbe usar, desarrollar, fabricar, almacenar o comerciar minas antipersonales. Aunque lamentablemente los países más grandes que siguen fabricándolos se han negado a ratificar el tratado, éstos son China, India, Estados Unidos, Rusia y 42 países más.
UNICEF aboga contra las minas terrestres y otras armas de efecto indiscriminado y fomenta la firma, ratificación y aplicación del Tratado de prohibición total de las minas antipersonal, la Convención sobre Municiones en Racimo y otros tratados.
Fuente: Cimac
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