22 abril 2009

Málaga homenajea a Viridiana




El productor, Pere Portabella, recuerda el escándalo que provocó el estreno de la cinta y su prohibición en España

Silvia Pinal, mito viviente del cine mexicano, recogerá hoy la Biznaga de Oro con la que el Festival de Málaga ha querido homenajear a Viridiana (1961), probablemente la película más polémica de Luis Buñuel. Por el festival desfilaron ayer, además de Pinal, el hijo del director y la viuda de Paco Rabal, pero faltó alguien fundamental en la historia que rodeó al complejo rodaje del filme: Pere Portabella, productor de aquella inmensa burla al franquismo que ganó la Palma de Oro en Cannes.

"Era una bomba. La preparamos para que estallara y así fue", confiesa Portabella a Público. Él y Buñuel trabajaron como dos atracadores de bancos, planificando al detalle. "Buñuel me dijo que el guión en un principio llamado La belleza del cuerpo estaba semiblanco: Ya le añadiremos después mis cosas, decía. Entonces era un culebrón, y pasó el primer filtro de la censura".

La segunda fase era despistar al enemigo. "Con la excusa de la sonorización en París conseguimos sacar los negativos de aquí. Después adujimos que no estaba finalizada, para que se proyectara en Cannes y el escándalo fuera mayor", explica Portabella. Y lo fue. El Vaticano puso el grito en el cielo. La irreverencia de una producción de la católica España con respecto a la figura de Jesús sobrepasó los límites de lo que estaban dispuestos a tolerar.

Censura y polémica

"Don Luis no quería ir a recoger el premio, porque estaba constipado, y conseguimos que fuera José Muñoz Fontán, director general de Cinematografía. Al día siguiente, pasó del sexto piso del Ministerio de Cultura al subsuelo. Fue un despido fulminante. Fue fantástico", recuerda Portabella, a quien no le fue mejor: "No pude producir más".

Viridiana no se estrenó en España y a Buñuel le denegaron su nacionalidad. No fue prohibida, pues nunca existió. "No reconocieron su producción. Como no había cuerpo del delito, no se nos podía procesar". Todo por un noble fin: "Se trataba de demostrar que el aperturismo de la dictadura era falso. Las dictaduras no se abren, sólo envejecen, y con Viridiana hicimos que esa campaña de propaganda franquista estallara por los aires", concluye Portabella.

Fuente: Público






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