28 agosto 2009

Mujer: El costo de trabajar afuera y adentro





La incorporación “masiva e irreversible” de las mujeres de América Latina y el Caribe a la fuerza laboral, ha puesto en evidencia el desafío de abordar un cambio de paradigma en la relación entre el trabajo y la vida familiar como requisito para tener sociedades más igualitarias y economías más productivas, destacó un informe conjunto de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

“En la actualidad, hay más de 100 millones de mujeres insertas en el mercado laboral de la región, lo que constituye un nivel inédito”, destaca el primer informe sobre Trabajo y Familia: hacia nuevas formas de conciliación con corresponsabilidad social elaborado para la región latinoamericana y caribeña.

El documento argumenta que la conciliación entre vida familiar o personal y vida laboral, constituye “uno de los mayores retos de nuestro tiempo”, ya que “se trata de una dimensión fundamental para promover la igualdad y combatir la pobreza desde el mundo del trabajo”.

Las tensiones entre trabajo y familia “están generando altos costos para las mujeres, para las personas que requieren de cuidados, y también para el crecimiento económico de los países, el buen funcionamiento del mercado de trabajo y la productividad de las empresas”.

El informe aporta datos según los cuales un 53 por ciento de las mujeres de América Latina y el Caribe están incorporadas ahora al mercado de trabajo, una proporción que se empina hasta 70 por ciento al considerar a las mujeres entre 20 y 40 años, un avance que “ha tenido efectos importantes en la generación de riqueza de los países, el bienestar de los hogares y la disminución de la pobreza”.

“Hoy las mujeres comparten con los hombres el tiempo de trabajo remunerado, pero no se ha generado un proceso de cambio similar en la redistribución de la carga de tareas domésticas. Tampoco se ha producido un aumento significativo en la provisión de servicios públicos en apoyo a estas tareas; ni se ha logrado reorganizar la vida social”, agrega el informe.

Las tensiones entre vida laboral y familiar generan problemas de rendimiento, compromiso y estabilidad en los puestos de trabajo, detienen el progreso en materia de igualdad de género, y afectan la calidad de vida de las personas y de su entorno, lo cual redunda en un desaprovechamiento de la fuerza laboral.

El informe dice que la incorporación de las mujeres al trabajo ha puesto al descubierto la existencia de una rigidez en los papeles de género, la desvalorización de las labores domésticas y la percepción de que el cuidado familiar y del hogar debe ser asumido por las mujeres.

También destaca que las tensiones entre trabajo y familia y sus efectos sobre las perspectivas laborales de las mujeres, ponen sobre la mesa de discusión la “cuestionable calidad” de los empleos disponibles para muchas mujeres que se ven forzadas a trabajar en la economía informal, o el que sus ingresos en trabajos remunerados sean 70 por ciento de los que reciben los hombres.

El informe de la OIT y del PNUD propone buscar fórmulas de conciliación de la vida laboral y familiar “con corresponsabilidad social, es decir que las tareas de cuidado sean compartidas entre hombres y mujeres, pero también entre el Estado, el mercado y las familias, así como por la sociedad en general”.

Las dos agencias de Naciones Unidas proponen una serie de estrategias públicas y áreas de intervención, tanto legales como políticas y administrativas, que deberían ser emprendidas mediante acciones por parte del Estado, las empresas, los sindicatos, los individuos y diversas organizaciones sociales.

El estudio también registra buenas prácticas en este campo, iniciativas gubernamentales, desde las empresas y desde el sector sindical, y destaca el importante papel de la negociación colectiva.

“Pensar que el cuidado y el trabajo en el hogar es un asunto que compete sólo a las mujeres ha impedido que mejore su calidad de vida”, dice el informe y plantea que “el cuidado humano también es una responsabilidad de los hombres”.

Fuente: Artemisa

Ya dejaste tu graffiti?