10 agosto 2009

Honduras: El golpe de Estado y los grupos fácticos



Foto: Giorgio Trucci / Rel-UITA


Mucho se ha dicho sobre las familias que controlan la economía -y por ende la política de este país centroamericano- y de cómo habrían participado activamente en la planificación, ejecución y gestión del golpe de Estado que el pasado 28 de junio derrocó al presidente democráticamente electo, Manuel Zelaya Rosales. Los “grupos fácticos” de Honduras, muchos de ellos de origen extranjero, parecen ser el verdadero poder detrás del poder, y revisando la historia de los cuatro años de presidencia de Manuel Zelaya, resulta difícil entender que haya logrado gobernar hasta sólo seis meses antes de que terminara su mandato.

Giorgio Trucchi

Para tratar de entender la estructura económica de Honduras, quiénes la controlan y cómo este control se traduce en un verdadero dominio de la política nacional, Sirel conversó con el economista Martín Barahona, ex presidente del Colegio de Economistas de Honduras.

-¿Cómo está estructurada la economía de Honduras y quiénes la controlan?

-El principal rubro de Honduras es el sector terciario, con aproximadamente el 40 por ciento del PIB. La industria representa entre 15 y 20 por ciento y la agricultura el restante 40 por ciento, aunque ha disminuido un poco en los últimos años.

En el país el dominio de la economía está en manos de empresas transnacionales que controlan sectores como el de la agroexportación y el 50 por ciento de la banca, mientras que, internamente, hay tres grupos que son los de descendencia árabe-palestino, los asiáticos-chinos y los hondureños.

-Se habla mucho de las familias y de los grupos fácticos que manejan la economía. ¿Quiénes son exactamente y qué sectores económicos controlan?

-No hay un número específico de familias como por ejemplo en El Salvador, donde se habla de las famosas 14 familias, sino que es un mapa que todavía no ha terminado de dibujarse.

Las familas Facussé, Canahuati Larach, Nasser, Atala, Faraj y Kafie, controlan gran parte de lo que es energía y combustible, banca, medios de comunicación, supermercados, aseguradoras, importación de electrodomésticos y ropa, franquicias de comidas rápidas y bebidas, embotelladoras, agua purificada, imprentas, maquilas, varias corporaciones y consorcios, entre otros.

Después tenemos los grupos económicos que funcionan como holdings, como por ejemplo el Grupo Atlantide, que surgió como parte de la diversificación de las empresas transnacionales bananeras, como la Standard Fruit Company, y controla bancos, arrendadoras de vehículos, compañías inmobiliarias, distribuidoras de productos de la canasta básica, aseguradoras.

Otro grupo es el que pertenece a José Rafael Ferrari y Manuel Villeda Toledo, particularmente vinculado al control casi total de los medios de comunicación. Antes tenían también bancos y supermercados, pero decidieron vender.

La familia Rosenthal –Grupo Continental– actúa sobre todo en el sector de la banca, aseguradoras, algunos medios de comunicación, cementeras, constructoras y hasta una granja de cocodrilos para la exportación de carne y piel.

-¿Cómo este poder económico se traduce en un control de la política nacional?

-Estos grupos económicos han iniciado y han hecho crecer sus negocios con base en contratos con el Estado. En muchos casos a través de influencias que tienen en los gobiernos por medio del financiamiento de campañas políticas de los diferentes partidos. Otra manera es a través del control de instituciones. Casi todas estas familias son “propietarias” de los diferentes poderes del Estado. En el Congreso desde hace años tienen personas que los representan, y ahora hasta tienen parientes. Por ejemplo, Marcia Villeda, diputada liberal aliada del presidente de facto Roberto Micheletti, es la nuera de Manuel Villeda, uno de los principales socios de José Rafael Ferrari.

-¿Qué participación tuvieron estas familias en el golpe de Estado?

- Aunque resulta difícil tener pruebas concretas, la participación ha sido directa. Prueba de eso es el papel sesgado que han jugado los medios de comunicación propiedad de ellos. Se han parcializado a una sola posición y han cerrado cualquier tipo de debate. También Miguel Andonie Fernández, propietario de varias radios, que en el pasado ha sido más moderado, en este caso se plegó a los golpistas.

-¿Revertir el golpe de Estado pasa necesariamente por una negociación indirecta con estos grupos fácticos?

-Creo que sí, pero hay que tomar en cuenta también otro escenario. Si la resistencia lograra mantener una gran fuerza y se sumara una verdadera presión internacional, estos grupos podrían verse neutralizados porque la situación económica les afectaría directamente. Si la situación de inestabilidad e ingobernabilidad se prolongara por mucho tiempo, más allá de las elecciones, estos mismos grupos sentirían que esta situación ya no les resulta rentable y podrían tomar distancia para no desgastarse a nivel económico y de imagen.

-Se ha hablado mucho de la Cuarta Urna y de una Constituyente para una reforma de la Constitución. ¿Cree que en Honduras es posible un cambio de la estructura político-económica?

-En este momento por la vía de la Constituyente no lo veo posible. Creo que el camino es electoral. Actualmente tenemos un Partido Liberal dividido a raíz del golpe, y se va a abrir un espacio para que el sector liberal que lo ha rechazado, junto con otros grupos políticos y sociales, puedan conquistar porciones importantes del electorado. La candidatura independiente de Carlos H. Reyes podría ser la novedad y recibir muchos votos, tal vez no para ganar, pero sí para tener una fuerte representación en el Congreso, lo cual permitiría presionar para las reformas.

-¿Podría ser un primer paso para llegar después al tema de la Constituyente?

-Así es. La Constituyente la miro como el último paso. Primero hay que tratar de reformar las instituciones, el reglamento interno del Congreso y otras leyes. Pero, sobre todo, hay que tomarse el tiempo necesario para explicarle a la gente de qué se trata, prepararla. La formación política de los hondureños es todavía muy escasa y hay que trabajar en ello.

-¿Cómo se sale de esta situación?

-Se sale en la medida en que los golpistas no han tenido la capacidad de controlar la situación y de gobernar. Si ellos perciben ésto y sienten la resistencia interna y la presión internacional, puede ser que en algún momento acepten un regreso condicionado del presidente Manuel Zelaya, tal como lo prevé el Acuerdo de San José. Ojala que en vista de futuras elecciones las organizaciones políticas, sociales y populares que se han unido en la resistencia al golpe sepan aprovechar esta cohesión.

Fuente: Rel-UITA

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