El 7 de diciembre de 2010 pasa a ser un día de referencia global. En el Estado Plurinacional Comunitario de Bolivia se aprueba la Ley de Derechos de la Madre Tierra, mientras en Cancún los intereses políticos y económicos de los países industrializados se imponen en las negociaciones oficiales de la COP16, agravando la crisis climática, y fuera de las negociaciones oficiales, en la calle, miles y miles de personas, campesinos, indígenas y activistas, se manifiestan para salvar el planeta.
Esta ley, fruto de la construcción colectiva y el consenso, ha sido aprobada en grande y en detalle tanto por la cámara de Diputados, como por la de senadores, tan solo faltando la presencia en Bolivia del Presidente Evo Morales para su promulgación.
La ley define a la Madre Tierra como el sistema viviente dinámico conformado por la comunidad indivisible de todos los sistemas de vida y los seres vivos, interrelacionados, interdependientes y complementarios, que comparten un destino común. En su versión corta consta de tres capítulos y diez artículos, en los que se consagran los principios de la misma (armonía, bien colectivo, garantía de regeneración, respeto y defensa de los Derechos de la Madre Tierra, no mercantilización e interculturalidad).
Asimismo se la declara sujeto colectivo de interés público, y dota a todas las bolivianas y bolivianos de los derechos establecidos en la ley, al formar parte de la comunidad de seres vivos que componen la Madre Tierra, de forma compatible con sus derechos individuales y colectivos.
La ley define tanto los Derechos de la Madre Tierra (a la vida, a la diversidad de la vida, al agua, al aire limpio, al equilibrio, a la restauración y al derecho a vivir libre de contaminación) como los deberes del Estado Plurinacional, especialmente en lo que respeta al desarrollo de políticas públicas en defensa de la Madre Tierra, así como formas de producción y patrones de consumo equilibrados y bajo la perspectiva del Vivir Bien, además de demandar el reconocimiento de la deuda ambiental a través de financiamiento y transferencia de tecnologías limpias, y promover la paz y la eliminación de las armas nucleares. Y no solo se le encomiendan deberes al Estado sino a las personas, que deben defender y respetar los Derechos de la Madre Tierra, así como asumir prácticas de producción y hábitos de consumo en armonía con la Pachamama.
Finalmente se crea Defensoría de la Madre Tierra, cuya misión es velar por la vigencia, promoción, difusión y cumplimiento de los derechos de la Madre Tierra establecidos en la ley.
Katu Arkonada
Fuente: Rebelión
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