Tras su concierto en Oakland, California, el cantautor cubano Silvio Rodríguez continuará el próximo jueves su gira estadounidense en Los Ángeles con escalas posteriores en Washington y Orlando, Florida.
Como el mismo registró en su blog Segunda Cita, "sigo recorriendo enormes distancias, ensayando con mis compañeros cada vez que encontramos dónde, tratando de corresponder la atención de personas que quizás sólo vea una vez en la vida".
Su debut-concierto fue el 4 de junio en Nueva York, en un Carnegie Hall copado por unas tres mil personas que corearon durante dos horas y media sus canciones, a pesar de las tres décadas de ausencia de unos escenarios vedados por la negativa de visa del gobierno norteamericano.
En todo momento primó, en el teatro, una atmósfera de absoluta sintonía con el artista, en la que no faltaron los Vivas a la isla. Del auditorio fluia una corriente de energía cálida, la misma que fluyó durante su presentación anterior en Puerto Rico.
La demanda del público determinó un segundo concierto neoyorquino, el 10 de junio, en el que pudo rendir al fin, en el Carnegie Hall, el homenaje a Pete Seeger que no pudo tributarle hace un año, como correspondía, nuevamente por dificultades con la visa.
Fiel a su blog anotó el hecho con satisfacción palpable: "Anoche estuvo Pete, le dediqué el concierto porque es un Maestro verdadero. Lleva 91 años aprendiendo canciones de cada lugar para enseñarlas en todos los lugares. Ha dejado un pedacito de Cuba en Estados Unidos, un poquito de Africa en Italia, un soplo de España en Japón. Para Pete no hay fronteras".
Ese hombre que fusionó en un solo haz los versos de José Martí y la música radiante de La guantanamera es "una canción que todos deberíamos de aprender. Tiene las mejillas rosadas y la mirada aguda, como un velero surcando una eternidad de aguas limpias", resaltó.
Además de preparar con celo sus conciertos, como si fuera el primero de esa juventud espléndida que mantiene a sus 63 años, Silvio Rodríguez aprovechó su estancia en Nueva York para absorber por ósmosis algo más de esa cultura que el reconoce como una influencia decisiva en su obra.
En el Museo de Arte Moderno se estremeció, como la primera vez hace 32 años, frente a La noche estrellada de Vang Gogh y trazó los paralelismos entre las corrientes entretejidas, como en el revés de un bordado, en el sustrato profundo de toda obra de arte.
"No sé si será por lo alucinado de la escena, pero esta pintura me recuerda las imágenes que acompañan a Una noche en la árida montaña, la obra de Modesto Mussorgsky que Disney escogió para su película Fantasía", apuntó en su blog.
"Siempre me parece que los diseñadores del episodio deben haber estudiado La noche estrellada. La iglesita con la que dicen que Van Gogh evoca a su país, se parece al campanario que atraviesan aquellos espectros desvanecidos. Y el caos entre infernal y tierno de los diablos recuerda el universo atormentado del holandés, que iba como alma en pena por un país que no era el suyo".
Al igual que en su música, conectada para siempre con las sucesivas generaciones que nacen a la vida, Silvio recoge con su alma de poeta las impresiones y pulsaciones del mundo, sus certezas, y convicciones.
"Creo que voy a seguir siendo como soy. Muriéndome como viví.", haciendo preguntas, desgrana en una de sus anotaciones, en el diálogo a través del espejo virtual con sus seguidores.
"Recuerdo no haber sido tanto de respuestas como de preguntas. Fíjense en mis canciones. Algunas certezas y muchas preguntas".
Silvio con su alma de poeta, con esa cualidad de eterno aprendiz que, como un timbre de orgullo, proclama y defiende.
Fuente: PL
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