El reportero gráfico Tony Valdez se embarcó en un proyecto para hacer más visible el problema de la trata de personas con fines de explotación sexual. Captura imágenes de madres sosteniendo fotos de chicas desaparecidas y apuesta al impacto que genera repetir una composición visual hasta el hartazgo.
Alejandra Waigandt
En Argentina más de 500 mujeres y niñas se encuentran desaparecidas. Se sospecha que son esclavizadas y obligadas a prostituirse por redes mafiosas involucradas en el delito de la trata. La falta de condena social de esta situación desvela al fotógrafo Tony Valdez, quién decidió hacer un ensayo fotográfico sobre el tema.
Valdez estudió diseño gráfico en La Plata y descubrió el interés por la fotografía en las artes plásticas, pero su vocación se manifiesta en el periodismo gráfico. Actualmente trabaja de forma independiente y dicta clases y seminarios en la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (ARGRA).
- ¿Cómo marcha el proyecto de fotografiar a mamás mostrando fotos de sus hijas desaparecidas?
- Estoy en un momento de reflexión. He podido generar cosas, pero estoy forzando fotos y a veces siento que estorbo.
- ¿Cómo es eso de ''forzar fotos''?
- Esto de ubicar a la madre sosteniendo la foto de su hija con una mención sobre el tiempo que lleva buscándola. Es una composición muy identificable.
El mismo oficio te muestra cuando sobrás, ojo, cuando sobrás en el mejor sentido. Creo que las personas con las que estoy trabajando no están tan interesadas en oír lo que pretendo hacer con ellas. En cambio tienen más necesidad de ser escuchadas. Igualmente he planteado mi proyecto, ahora voy a dejar que madure.
- ¿Qué objetivo persigues con este proyecto?
- Quiero exponer y publicarlo como ensayo. La idea es llenar una sala de exposiciones con fotografías de las personas que muestran a alguien que desapareció. Creo que puede obligar al público a reflexionar sobre los múltiples factores que generan que estas adolescentes desaparezcan. No se reivindican las desapariciones que ocurren en democracia, de alguna manera pasa lo que pasaba con los desaparecidos en la dictadura.
Sigue existiendo la idea de ''por algo será''. Mucha gente cree que estas chicas por algo desaparecen: se fugan del hogar, se llevan mal con la mamá y escapan, se marchan con un novio. Es un problema grave y permanece oculto. Los medios de comunicación no lo tratan suficientemente. Por eso decidí apelar a la imagen, que es muy fuerte y habla por sí sola.
- ¿Retratarás sólo a madres?
- Esa es la idea original. Pero no estoy cerrado sólo a esta idea. Estoy abriendo el tema justamente a este problema de que las desapariciones de personas siguen ocurriendo.
- ¿Cómo trabajas la imagen?
- Parto del concepto propuesto por el retratista Richard Avedon, que repetía el cuadro y la composición, y únicamente cambiaba la persona retratada. Esta repetición obliga a reflexionar. Mi idea es exhibir 50 o 60 retratos de 50 o 60 personas que reclaman lo mismo. En la fotografía siempre aparecerá una parte de la mamá o del familiar, y la imagen de la chica buscada. Por primera vez utilizo elementos más de la plástica que del periodismo.
Quiero realizar exposiciones en lugares como el Centro Cultural Recoleta, sabiendo que este trabajo de autor puede interesar a los medios de comunicación y de este modo difundirse.
- ¿Por qué optaste trabajar sobre la trata de personas?
- Como reportero gráfico vivo muy pendiente de lo que sucede a mí alrededor. Y la trata es un tema que particularmente me impacta, porque aparece esto de repetir la historia. Hay gente que todavía se la secuestra y como sociedad no reaccionamos. Me pareció importante hacer algo desde lo visual, tratar de que lo que veo llegue a otros.
- ¿Y qué ves?
- Un lugar en el que ocurren situaciones que están legalizadas inclusive visualmente. Hay un horario de protección al menor, pero igualmente aparecen mujeres bailando, prácticamente desnudas, y en programas de difusión masiva. Hay situaciones que de alguna manera las estamos generando. Mostramos mujeres y adolescentes como productos sexuales, entonces estamos generando un tipo de mercado. Vivimos en sociedades hipócritas, con moral de bragueta abierta.
- ¿Cómo te convertiste en reportero gráfico?
- Pensaba que si trabajaba en periodismo podría estar en todas partes y como me gustaba la fotografía, me involucré desde el fotoperiodismo. Contacté casualmente con Hermann Schiller, que en ese momento dirigía la revista Nueva Presencia y empecé a colaborar con el medio. Yo estaba trabajando en publicidad, pero decidí dedicarme a la fotografía periodística.
- ¿La profesión te sigue motivando?
- Sí, es la única profesión que me da las excusas para estar en situaciones que de otra manera no podría estar. Llego a lugares a los que no podría llegar si no fuera reportero gráfico.
- ¿Cómo es el porcentaje de mujeres y varones en el fotoperiodismo?
- En el mercado de trabajo aún es mayor el porcentaje de varones, pero las mujeres se ganaron realmente un lugar. Hay mayor igualdad de condiciones. Los varones respetamos más el trabajo que hacen las mujeres y esto no sucedía 10 años atrás.
En los talleres de fotoperiodismo se inscriben un 60 por ciento de mujeres y un 40 de varones, y las mujeres siempre sobresalen en cuanto al nivel de calidad o madurez en el trabajo, pero después en los medios el 70 por ciento son varones. Siempre digo a mis alumnas que no se queden, que las situaciones no las manejen en función de dejar de lado lo que realmente les interesa, por ejemplo cuando se sienten intimidadas porque son todos varones.
- ¿En qué otro proyectos estás trabajando?
- Sí, todos son sobre situaciones en grandes centros urbanos. Tengo un blog, Humd City (ciudad húmeda), que muestra una visión muy personal de la Ciudad de Buenos Aires. No es más una ciudad europea. No está mal que construya su identidad en relación a Latinoamérica, pero tomó lo peor de las ciudades latinoamericanas, aspectos que tienen que ver con la decadencia, lo gris, la humedad.
También estoy trabajando sobre esquinas de la ciudad. Utilizo una lente diferente para obtener un ángulo más panorámico. La idea es mostrar que la ciudad que uno conoce se transforma en desconocida con sólo mirarla de otra manera.
- ¿Qué proyecto te marcó particularmente?
- Hace muchos años trabajé en un ensayo fotográfico sobre Roberto Jáuregui. En ese entonces no era muy conocido. El objetivo fue mostrar la vida cotidiana de una persona con HIV, mostrar que tenía una rutina como cualquier otra persona, que no tenía nada que ver con el estereotipo que existía sobre la orientación sexual y la enfermedad (el ensayo fue premiado por el diario La Nación).
Pero la verdad es que en que cada cosa que me embarco hay un antes y un después.
Fuente: Artemisa
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