No. Él está a muchos eones luz de llegar a la dimensión humana del "caballero de la triste figura". A estas alturas, apenas llega a merecer el calificativo muchísimo más modesto de "triste figura" (sin lo de caballero, claro). Se trata del presidente del Partido Sueco de Izquierda elegido en febrero de 2004 con el mandato de virar su organización a la susodicha. Que el lector juzgue los resultados de los esfuerzos de Lars Ohly.
Jorge Capelán*
EN UNA PLAZA CÉNTRICA DE ESTOCOLMO
El día 14 de marzo se reunió un nutrido grupo de unos diez activistas anticubanos en la céntrica Plaza Sergel de Estocolmo para conmemorar un aniversario de la denominada "primavera negra" de 2003, es decir, del arresto a más de 70 mercenarios que, con dinero de la sección de intereses de los EE.UU.. en La Habana trabajaban bajo las órdenes del tristemente célebre Mr.. James Cason en momentos en los que Jeb Bush sentenciaba que "después de Iraq, Cuba" y los EE.UU. promovían raptos de aeronaves y embarcaciones, y arreciaban la campaña anticubana.
La actividad de la Plaza Sergel fué organizada por los grupos 95 y 305 de Amnesty Suecia, el Centro Democratacristiano Internacional (KIC, por sus siglas en sueco) y contó con la esmerada cobertura periodística de una de las dos sectas locales en ardua pugna por los fondos prodigados por la derecha del país bajo acusaciones mutuas de ser financiadas por la USAID.
Ni la figura del "refugiado" cubano Osvaldo Alfonso Valdés, famoso por recibir cartas condimentadas con dólares del terrorista Carlos Alberto Montaner, fué capaz de atraer la atención del público. Un desfile de las "damas de blanco" (a quienes la presidenta de las Madres de Plaza de Mayo Hebe Bonafini ha llamado "las damas de Bush") se tuvo que posponer por falta de quórum.
La actividad, que había sido anunciada con bombos y platillos por varios medios de gran circulación y alcance, se hundió prontamente en el olvido. Nadie, o casi nadie, se dió cuenta de lo que pasó el 14 de marzo en la Plaza Sergel de Estocolmo. Pero por suerte los organizadores ya habían pensado en la manera de sacarle partido al refrito anual de los "75 presos de conciencia cubanos".
UNA NOTA DE PRENSA "AD-HOC"
A los pocos días del incidente, circuló una nota de prensa enviada por el grupo 95 de Amnesty informando que los tres candidatos del bloque de oposición verdirojo (socialdemócratas, verdes e izquierda) firmaban un pronunciamiento demandando la "liberación incondicional" de los mercenarios ex-empleados de la SINA , así como "reformas políticas para proteger los derechos humanos" en Cuba.
"Para mí es obvio - dijo Ohly a los redactores de la nota - que la defensa de los derechos humanos debe ser consecuente. Independientemente si es Israel, Estados Unidos o Cuba quien viola los derechos humanos, debe utilizarse la misma medida y criticar cuando es necesario. Es por eso que firmo este llamamiento para dejar en libertad a los presos políticos en Cuba."
Lars Ohly parece no haberse dado cuenta de que la justificación misma de su disparatada firma esconde un despropósito aún mayor:
¿Cómo se le ocurre a Ohly comparar a los EE.UU. e Israel con Cuba? ¿Es que hay una medida común para estados que cotidianamente violan las reglas del derecho internacional, que invaden, que bombardean con fósforo blanco y otras armas de destrucción masiva a poblaciones civiles inocentes, que practican abiertamente la tortura, y Cuba?
¿Por qué no firmó Ohly ningún pronunciamiento criticando al gobierno regional curdo en el norte de Iraq, gobierno al cual visitó a fines de noviembre del año pasado y que, como la opinión pública mundial bien conoce, es responsable de graves violaciones contra árabes, musulmanes, cristianos y los propios curdos, además de ser un engendro directo de la ocupación estadounidense y del estado de Israel? ¿Por qué no se negó a ser nominado candidato al premio de "curdo del año" otorgado por el gobierno colaborador de los ocupantes? ¿Por qué guardó silencio Lars Ohly cuando, en febrero de este año, cuarenta curdos fueron ilegalmente deportados hacia el norte de Iraq en un operativo conjunto de las autoridades migratorias de Suecia y Noruega?
La consecuencia humanitaria de Lars Ohly es verdaderamente consecuente en su inconsecuencia moral. Claro que, vista desde otra óptica, su actuación es perfectamente comprensible. El líder del partido de izquierda sueca está obsesionado por un puestito de ministro en una futura administración socialdemócrata. ¿Qué ficha de cambio más barata podría haber - calcula Ohly - que la ficha cubana?
UNA LARGA CUESTA ABAJO
Ohly hizo su cálculo político hace ya mucho tiempo. Fué electo presidente del partido en 2004, luego de una ardua pugna interna con una poderosa facción de derecha en el seno de la organización. Hasta ese entonces, tenía fama de "comunista", una fama que de a poco fué perdiendo con cada embate mediático de la derecha y según los vaivenes de su alianza con los socialdemócratas. Consistentemente, su ficha de cambio ha sido Cuba.
Hay que recordar que Suecia se ha convertido en uno de los bastiones de las campañas anticubanas en Europa a medida que figuras fascistas como la de José María Aznar en España han ido perdiendo influencia y la imagen de la republiqueta neoliberal checa se ha ido desgastando. El reino nórdico está representado en el Comité Internacional para la Democracia en Cuba (CIDC) por el influyente parlamentario socialdemócrata Urban Ahlin y la ministra liberal de asuntos europeos Cecilia Malmström. El grupo, creado en 2003 a propósito del arresto de los mercenarios de la SINA , cuenta entre sus miembros a personajes como Madeleine Albright, Vaclav Havel, Mario Vargas Llosa, Enrique Krauze, Aznar y muchos otros inveterados reaccionarios y unos cuantos agentes de la CIA.
En Suecia se financian publicaciones anticubanas como "Misceláneas de Cuba" y "Cuba Nuestra" con fondos internacionales de los partidos demócrata-cristiano y liberal y desde el país se dirigen provocaciones contra las autoridades cubanas. Los representantes de la central sindical socialdemócrata sueca ante la OIT pertenecen a los más activos cabildeadores anticubanos en el seno de dicha organización y en los últimos años, Suecia ha recibido regularmente a figuras como el procónsul de la administración Bush para la "transición" en Cuba míster Caleb McCarry.
La Suecia actual, que ya hace 23 años enterró el cadáver de Olof Palme junto con las ideas progresistas del político socialdemócrata, se parece otra vez a la sociedad antagónicamente clasista que fué a principios del siglo XX. Si durante la era de Palme, un jefe de empresa ganaba 10 veces más que un trabajador, hoy gana 50 veces más: Del "socialismo" al neoliberalismo escandinavo. Este giro a la derecha ha tenido lugar durante gobiernos socialdemócratas a los que el partido de izquierda ha apoyado y a los que Ohly espera influenciar - aunque en realidad, esa influencia sea a la inversa.
Ya a finales de 2004, a pocos meses de ser electo presidente de su partido, Ohly decía en el parlamento que "Cuba es un gobierno de partido único; no es una democracia, es una dictadura". Balbuceó en los medios algunas "críticas" a la revolución cubana por supuestas "ejecuciones extrajudiciales" confundiendo escandalosamente a Cuba con Colombia. Al año escaso, renunciaba solemnemente a su membresía en la Asociación Sueco-Cubana. En ese entonces, en una carta a los miembros de su partido, culpó a los amigos de Cuba dentro de la organizacón de ser los responsables de las campañas anticomunistas de la derecha.
En junio de 2008, unos 80 latinoamericanos residentes en Suecia criticaron a título personal y de una serie de organizaciones de solidaridad, la decisión del congreso del partido de rechazar "una moción que proponía establecer relaciones de diálogo con el Partido Comunista de Cuba con el argumento de que, si bien dicho país ha obtenido logros mundialmente reconocidos en lo social, su democracia no sigue el modelo impuesto por Europa y los Estados Unidos".
Los firmantes, que provenían de todo el espectro político de la izquierda latinoamericana, argumentaron que la respuesta de la dirigencia del partido a dicha moción no fué más que "una versión blanda de la 'posición común' de la Unión Europea " con respecto a Cuba - una posición común de sanciones adoptada en 1996 y que al momento de redacción del pronunciamiento estaba en proceso acelerado de crisis.
En su respuesta a la carta de los latinoamericanos, Ohly calificó la crítica del grupo como poco seria y deshonesta. Lars Ohly, con su firma del documento promovido por grupúsculos anticubanos, KIC, la derecha sueca, el grupo 95 de Amnesty y, en última instancia, los EE.UU.. y la maffia de Miami da fé de su seriedad y honestidad como "dirigente".
EPÍLOGO
La Asociación Sueco-Cubana se ha recuperado del golpe recibido luego de la caída de la Unión Soviética , está sobrepasando el número de miembros que tenía en 1989 y pronto llegará a los 2000.
Cada año, cientos y miles de suecos viajan a Cuba y contrastan sus propias observaciones de la isla con la versión que dan los grandes medios. En estos días, la película Ché, el argentino está entre las más vistas y las actividades de solidaridad con Cuba, que se realizan sin apoyo estatal de ningún tipo y con una ínfima parte de los recursos financieros y de cobertura que reciben las campañas anticubanas, no tienen problemas de asistencia.
Cuba aún tiene una gran cantidad de amigos en el partido de izquierda sueco, el que parece tenerlos cada vez menos es Lars Ohly. El partido dirigido por este señor ha visto disminuir sus cifras de opinión de un 9,5 porciento en enero de 2004 a 5,7 en enero de 2009. Es lógico porque ¿quién va a votar por un dirigente que lucha por parecerse cada vez más a lo que dice combatir?
* Jorge Capelán es miembro del Partido de Izquierda y de la Directiva Nacional de la Asociación de Amistad Sueco Cubana por Malmö.
Fuente: jorgecapelan.net
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