25 enero 2009

Israel y sus derivados



El proceso de extorsión violenta de los derechos básicos del pueblo palestino y de su territorio por parte de Israel ha proseguido imparable ante la complicidad o la indiferencia de la mal llamada comunidad internacional. El escritor israelí David Grossmann, cuyas críticas, en todo caso siempre cautelosas, al gobierno de su país han subido de tono, escribió un artículo publicado hace algún tiempo que Israel no conoce la compasión. Ya lo sabíamos. Con la Tora como paño de fondo, gana pleno significado la terrible e inolvidable imagen de un militar judío partiéndole a martillazos los huesos de la mano a un joven palestino capturado en la primera intifada por tirar piedras contra los tanques israelíes. Menos mal que no se la cortaron. Nada ni nadie, ni siquiera organizaciones internacionales que tendrían esa obligación, como es el caso de la ONU, han conseguido, hasta ahora, frenar las acciones más que represivas, criminales, de los sucesivos gobiernos de Israel y de sus fuerzas armadas contra el pueblo palestino. Visto lo que acaba de pasar en Gaza, no parece que la situación vaya a mejorar. Por el contrario. Enfrentados a la heroica resistencia palestina, los gobiernos israelíes han ido modificando ciertas estrategias iniciales, considerando que todos los medios pueden y deben ser utilizados, incluso los más crueles, incluso los más arbitrarios, desde asesinatos selectivos a bombardeos indiscriminados, para doblegar y humillar la ya legendaria resistencia del pueblo palestino, que todos los días añade nuevas pérdidas a la interminable suma de sus muertos y todos los días los resucita en la pronta respuesta de los que siguen vivos.

José Saramago

Fuente: El cuaderno de Saramago






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"O Socialismo é um estado de espírito". (José Saramago)