10 enero 2010

Educación: Dios nos libre y nos guarde



Humor: Quino


He vivido casi la mitad de mi vida en Suecia. Soy Maestro, formado en los Institutos Normales de mi país, es decir me formé en el espíritu vareliano que comparto, porque estoy convencido que tienen tanta o más vigencia en estos días, que cuando fueron formulados. Estoy orgulloso de la formación que recibí de mi país. Aquí, en mi segundo hogar, obtuve una licenciatura en Matemáticas, que he especializado en la rama de la Informática. Estos últimos diez años de mi vida laboral, he vuelto a la enseñanza, como Profesor de Matemáticas y de Programación en una escuela preuniversitaria. Mis alumnos son jóvenes que estudian la línea técnica o científica: serán futuros ingenieros y científicos.

Estas reflexiones las escribo con el propósito de evitar se cometan los errores que inconcientemente, (o probablemente muy concientemente) se han cometido en este país, a partir del asesinato (golpe de estado?) del Primer Ministro, Olof Palme. Con su desaparición se comienzan a llevar a cabo en el país las reformas neoliberales, (libre mercado, pensiones privadas, desregularizacón del mercado laboral, libre tránsito de capitales y servicios, y naturalmente, cambios importantísimos en la educación pública.). Por paradójico que parezca, tales reformas se comienzan con los gobiernos socialdemócratas que suceden a la muerte de Palme, se continúan con tanto o más vigor con los gobiernos de derecha que le suceden, y se profundizan con los siguientes gobiernos socialdemócratas.

Quien visite mi escuela, por ejemplo, quedará impresionado por la funcionalidad de sus locales, la amplísima biblioteca, sus equipados laboratorios y talleres, la disponibilidad de ordenadores personales (cada alumno tiene su PC), el acceso a Internet, desde cualquier lugar, en fin, un impresionante mar de recursos didácticos que nos deja de boca abierta. Mi escuela es una escuela como cualquier otra. El mismo panorama descubrirá el visitante si visitara cualquier escuela primaria, secundaria o preuniversitaria.

Pero sin embargo, algo anda mal, muy mal. Que algo no funciona bien. Que el nivel de la enseñanza es desastroso y en caída libre, y dentro de poco tiempo, si no ya, no se tendrán los técnicos capaces para mantener la industria que orgullosamente lucía este país. No solamente las personas comunes perciben esto, sino que hasta el actual gobierno se muestra extraordinariamente preocupado, tratando de implementar una reforma que tuerza el rumbo que se lleva.

Expondré a continuación las medidas políticas que condujeron a esta situación, dejando de lado, concientemente, otros factores que sin duda alguna han coadyubado a esta situación lamentable.

El derecho a la educación.

Este derecho es sumamente complejo ya que implica, por un lado el derecho del niño o jóven a ser educado, el derecho de los padres a educar, el derecho de la sociedad, del Estado en su representación, a educar. El derecho del Estado a educar, se basa en el simple hecho que todas las sociedades desean transmitir a las generaciones futuras valores y conocimientos.

Para asegurar la transmisión, particularmente de valores, el Estado asume ese derecho a través de la Escuela Pública, donde se garantiza que los mismos lleguen a todos los futuros ciudadanos, con la gratuidad y obligatoriedad. Entre las medidas neoliberales iniciadas a fines de los 80 y principios de los 90, se implementa la transferencia por parte del Estado de tan importante función a los municipios. El Estado, a través de una oficina central, Skolverket, se encarga de dictar normas y directrices, tan difusas y confusas que dan lugar a cualquier interpretación. Los municipios, los políticos municipales, muy frecuentemente los menos idóneos para abordar tales temas, son pues los encargados ahora de la educación pública.

La reforma estableció también que las notas se deberán poner en función exclusiva del nivel de conocimientos alcanzado por el alumno. Materias fundamentales para la formación como la Historia, Filosofía y similares no tuvieron cabida en esa reforma. La reforma permitió que las escuelas privadas florecieran, porque reciben del Estado, al igual que los municipios, la misma remuneración por alumno que tengan inscripto. Todo en nombre del libre mercado. Las escuelas privadas deben tener las mismas premisas económicas que las municipales para poder competir en un mercado libre e igualitario. Esto lleva a que los alumnos, no sean considerados más como tales, sino como clientes (1). Las escuelas deberán competir por sus clientes, llevando a cabo campañas de mercadeo para reclutar tantos clientes como sea posible. Se habrá de nombrar en los cargos de dirección a personas idóneas en la administración de empresas y marketing, y no interesa ya tanto (por no decir nada) su capacidad pedagógica y didáctica.

De esta manera, la escuela es una empresa que debe dejar superhábit y jamás déficit (?!).

En la misma línea de liberalización, los sueldos de los maestros son individuales. De esta manera, se afirmó, los mejores maestros serán los mejores pagos. De hecho, los mejores maestros son aquellos que obtienen los mejores resultados con sus alumnos. Como la nota reflejan los resultados alcanzados, el docente que pone las notas más altas será el mejor, y por tanto su sueldo será el más alto. Además el docente que más fielmente lleve adelante la política de mercadeo, es premiado.

Se castiga pues al docente que exige conocimiento y valores, aunque sean los más elementales de cortesía y buenas costumbres, como el saludar, ceder el paso, llegar en hora, contestar de manera respetuosa, etc. Tales docentes, son presionados por la dirección y los padres y muchos han abandonado sus cargos para dejar lugar a personas sin formación docente, ya que el reclutamiento del personal docente lo hace la propia escuela, es decir su director, quien a su vez carece de la misma, porque su cargo es de confianza de los politicos locales y como ya expliqué anteriormente, su mision es la de dirigir una empresa.

Para que esta empresa genere ganancia (económica, se entiende), se habrá de aumentar la productividad. Esto en la práctica implica que la carga horaria de un maestro ha aumentado en por lo menos un 15%. Los horarios también se han racionalizado. Por ejemplo, no es raro que un horario de matemáticas, tenga una clase un viernes a última hora con una extensión de ciento cincuenta minutos.

La igualdad.

Los alumnos, perdón, clientes, participan en la planificación (!) y ponen nota a su docente, porque ya no existe un cuerpo inspectivo que oriente y califique. (2) La calificación es puesta al docente por sus alumnos y se usa para, anualmente, ajustar el sueldo del docente.

Los formularios que los profesores, al terminar el curso, deben hacer llenar a los alumnos, son anónimos y son entregados por aquel a la dirección. Se cultiva como valores la injuria y la cobardía.

Las clases habrán de ser siempre divertidas, para que los clientes se sientan a gusto, y adecuadas a la capacidad de los alumnos. Así pues es muy frecuente ver alumnos “trabajando” solos, fuera del salón de clase, investigando (3) en Internet.

Alguien habrá oído al pasar ”método de proyectos”, y aunque no retuvo bien el nombre de su creador Kilpatrick, ni tuvo muy claro cómo se aplica, entendió que basar la enseñanza en proyectos, se ajusta perfectamente a este sistema educativo, porque permite que los alumnos puedan trabajar solos, sin la presencia de un maestro que los guie, ahorrando de esta manera mucho dinero y aumentando las ganancias de la empresa.

La caída libre del nivel de conocimientos, (dejando de lado la total ignorancia en cultura general que sufren clientes y la mayoría del personal docente), lleva a que las pruebas, exámenes u otra forma de evalución sean cada vez más ”light”.

Ciertas materias, como Matemáticas por ejemplo, tienen pruebas nacionales. Todos los alumnos, independientemente de la línea de estudio que sigan, deben participar de ella. Las pruebas nacionales son elaboradas por Skolverket. El organismo es conciente de esa caída libre.

He aqui un ejercicio tomado de la prueba nacional del año pasado, en la que participaron mis alumnos del primer curso de matemáticas del programa técnico, que correspondería al primer año de un preparatorios de ingeniería en Uruguay (5º científico, nota de Luis Campelo). Para aprobar el curso se necesitaban doce puntos. Este ejercicio daba dos puntos: Dibuje un rectángulo. (1 punto si dibujaba un rectángulo). Encuéntrele el área. (1 punto si encontraba el área, aunque no indicara la unidad correctamente.) (4)

Naturalmente que es una manera de falsear las estadísticas y mentirse a sí mismo. Pero téngase presente que mis alumnos, tienen grandes dificultades con las fracciones, no saben dividir o multiplicar si no es con una calculadora, carecen de conceptos básicos de geometría porque la geometría ha desaparecido de la escuela primaria, etc.

La confusión del concepto de igualdad ha llevado a otros tantos disparates dignos del Maestro Firpo, que podría recopilar en el libro ”Llanto en la escuela”.

La democracia.

La escuela ha de ser democrática. Por lo tanto los clientes deben ejercer sus derechos democráticamente. Para ello el profesor coordinador hará que funcione regularmente la asamblea de la clase. Esta asamblea de la clase, deberá efectuarse por lo menos dos veces cada semestre. (El año escolar que comienza en agosto y termina en junio, de divide en dos semestres: el de otoño, agosto a diciembre y el de primavera, enero a junio.) En esas asambleas los alumnos deberán discutir, con un orden del día previamente establecido y con riguroso levantamiento de actas, en el horario establecido, durante el tiempo asignado, generalemente una hora, con asistencia obligatoria, asuntos tan importantes como: ¿Necesitamos más Pc portátiles? ¿Son demasiadas las pruebas planeadas para tal o cual semana? (Porque se estudia para la prueba y no durante el curso). Una democracia tutelada, impuesta, como se estila en este mundo actual. Tales asambleas de clase son deliberativas. No tienen poder de decisión. En ellas también pueden surgir quejas tales como: A la profesora de química no se le entiende nada; sus pruebas son muy difíciles, etc. con el consiguiente llamado de atención por parte de la dirección a esa profesora.

Aparte de las asambleas de clase, existen también las asambleas del programa. Por programa debe entenderse lo que en Uruguay se llamaba ”preparatorios de…”, así por ejemplo, el Programa Científico, equivaldría a lo que nosotros, los uruguayos, llamábamos Preparatorios Científico (ahora 5º y 6º del 2º ciclo, nota de Luis Campelo). Las asambleas del programa siguen en mismo estilo de las de clase, con la diferencia que en ella participan sólo los delegados de clase, pero el modelo es el mismo.

Y naturalmente, en este modelo más bien corporativo que democrático, existen las asambleas de la escuela, o como se les denomina la Conferencia de la Escuela, también con representantes de cada programa. De esta manera, guardando las formas, y dando nombres a cosas vacías se cree que el objeto, en este caso Democracia, se ha creado.

En el mismo orden de cosas existe una democracia para los profesores. Los profesores se reúnen por programa, una vez a la semana, una hora, (asistencia obligatoria, bajo la dirección del encargado del programa), para discutir cosas tan vitales para la escuela, tales como: ¿Cómo lograr que más muchachas elijan el Programa Técnico? Etc.

Mi escuela atiende aproximadamente mil quinientos alumnos, que cursan uno de los diez y seis programas que se imparten en ella. En la escuela hay cinco directores que atienten a cuatro programas cada uno, aproximadamente. Existe también un jefe superior que supervisa todo. Además otros tantos cargos con rango de jefes, para atender distintas reparticiones, en total nueve jefes.

Cada uno de los directores, reúne una vez al mes durante una hora y quince minutos a sus profesores, bajo más o menos las mismas formas que he descrito más arriba. Aquí se pueden tratar temas tan importantes como: Balance y Resultado del ejercicio anterior.

A su vez los jefes se reúnen con los encargados de los programas bajo la dirección del jefe máximo, (su título es en realidad Jefe de Educación).

En una palabra, una formidable pirámide corporativa, que ni el mismo Duce hubiera imaginado. Pirámide que crea a su vez una producción de papel que inmoviliza, paraliza, la tarea docente, por si algún desnorteado cree que es para enseñar que lo contrataron.

No he enumerado otras formas de democracia que tambíén se dan como las asambleas del claustro de materia, etc.

Laicidad

El Estado se separó de la iglesia luterana sueca, hace unos quince años. De manera que el concepto de laicidad aun no ha sido bien comprendido. Por tanto no habrá de extrañar que muchas escuelas celebran su finalización de cursos en la iglesia del pueblo, con sermón incluido y cánticos religiosos. La mía no. Pero siguiendo su espíritu democrático, permite que los estudiantes cristianos tengan una sala donde puedan ejercitar sus devociones y cánticos. Estos clientes pueden no asistir a sus cursos si tienen alguna actividad importante, sin que por ello se les genere inasistencia injustificada. La escuela cede gustosa su salón de actos para que eminentes disertantes expongan sus ideas. La última conferencia fue dada por un prestigioso líder religioso, que expuso con detalle, como la teoría de Darwin es incorrecta, siendo, en su lugar, todo obra de un Creador.

¿Porqué no se aplica el principio de laicidad? La pregunta es notable; la respuesta, trivial: Porque si no se les cediera las salas, estos clientes amenazaron con dejar la escuela y crear una escuela privada confesional, con la consiguiente pérdida económica que ello conllevaría.

Mi autoridad cesa ante vuestra presencia soberana o dicho de otro modo, el cliente siempre tiene razón.

A manera de muestra contaré una anécdota. Mi escuela tiene dos pisos. Pero no están superpuestos, sino que la planta alta bordea la baja, de tal manera que el techo de la última es la claraboya del edificio. De esta manera la poca luz que existe por estas zonas y estación se aprovecha. En la parte alta, sobre una de las salidas estaban cuatro clientes, mandando escupitajos para abajo. Un colega, que caminaba por la planta baja, observó esto y se dirigió, por las escaleras, donde los mal educados estaban. Llegado allí preguntó quien era el de los escupitajos. A lo que los muchachos contestaron que nadie estaba escupiendo para abajo. A lo que mi colega les hizo saber que a parte de sucios eran cobardes y se dirigió hacia la dirección con muy poca esperanza de encontrar un director, ya que ellos casi siempre están en alguna importante reunión.

Llegado allí, la secretaria le confirmó sus sospechas. Pero justo en ese momento, uno de los directores, regresaba apresurado a su escritorio para buscar, seguramente algún papel muy importante. Mi colega, le hizo saber lo que estaba ocurriendo. El director le preguntó si podría reconocerlos mirando el catálogo de fotos. Mi amigo, tomó al director por el brazo y mientras le decía que lo mejor era reconocerlos en el lugar, empujaba suavemente del brazo del director, dirigiéndose a donde estaban ellos. Una vez allí, el director efectuó la misma pregunta que había hecho mi colega, obteniendo la misma respuesta. Entonces volviéndose hacia el profesor le dice que como los muchachos negaban, el no podía hacer nada.

Moraleja: más vale la palabra de un cliente que la de un veterano profesor. Mi amigo decidió en ese momento pedir su pase jubilatorio.

La libertad de expresión.

Como pareciera natural, cualquier persona normal, comentaría con vecinos y amigos, inclusive escribiría en la prensa, estos hechos, esta locura. Si asi lo hiciera, se consideraría una falta de lealtad del empleado (maestro, profesor) con su empleador (el municipio). A pesar de ello se leen en los periódicos, casi diariamente, remitidos que denuncian estas barbaridades. Desafía el remitente, muchas veces no anónimo la venganza de su empleador. Pero atención: hay remedio para todo. En efecto, el municipio en el cual trabajo, y del cual depende mi escuela, siguiendo el ejemplo de otros municipios, hará firmar a todos sus empleados una declaración de lealtad (5). Por la cual el empleado se compromete a guardar silencio. Se hace notar en esta declaración, que el empleado está obligado a guardar silencio, aun cuando termine de trabajar en el municipio. Se aclara en la misma, que el no cumplimiento por parte del empleado de lo estipulado en este pacto de silencio, dará lugar a multas y aún cárcel, dependiendo de lo que se haya revelado.

El futuro

¿Qué puede pasar con una sociedad que vacía de contenidos y valores a su escuela pública?

Recuerdo a Varela cuando, criticado por algunos por ser ministro de Latorre, sostuvo que no era esa dictadura la que la escuela pública por él pensada iba a eliminar, sino las que pudieran venir luego.

Una sociedad donde su escuela no enseñe a pensar, a ser crítico, está condenada a ser una sociedad totalitaria, no democrática.

Finalmente, recordando a Martí, ser cultos para ser libres, la sociedad sueca, con una escuela donde la cultura general es ya una especie en extinción, se condena a la alienación del consumismo.

Los ciudadanos no elegirán libremente a sus gobernates, sino que seguirán lo que los medios masivos de comunicación le dicten.

Exequiel Caldas
para Esquina Montevideo

(1) Se emplea la palabra ”cliente” y no alumno en los documentos escolares, aunque el lector no pueda creerlo.
(2) Inspectores existen, pero sus funciones ya no son la de hacer visitas de inspección, sino que sus funciones son puramente burocráticas.
(3) Investigar es la palabra que se usa para esta forma de ”estudiar”.
(4) El contenido de esta prueba nacional, es secreto hasta el año 2015. Al haber revelado una parte de la misma he cometido un delito.
(5) Me recuerda una cierta Declaración de Fe Democrática.


1 graffiti:

Carlos Capelán

Exequiel:
soy uruguayo y desde hace 36 años miro con atención el proceso social de Suecia, país que conozco bien.
Del año 2000 al 2006 fui profesor en la cátedra de arte de la Universidad de Bergen Noruega. Dejé ese trabajo pese a que tenía oportunidad de renovación de contrato por otros 6 años una vez que suscribimos el manido "tratado de Bologna" por el cual se intenta nivelar el nivel académico europeo.
Entre los beneficios del tratado de Bologna confirmo lo que vos has percibido en el sistema de enseñanaza en Suecia, por ejemplo el concepto de "cliente" que suplanta el ya pasado de moda de "estudiante" o "investigador".
Los detalles que describís en realación al sistema de estudio en la secundaria sueca aplican a los niveles académicos dentro y fuera de Escandinavia.
Habría bastante más decir, en términos de educación y del lamentable nivel de formación cultural de las supuestas sociedades ejemplares que estamos mencionando.
Afortunadamente he podido contrastar estas experiencias con otras, variadas y desparejas, en las que me veo regularmente envuelto en Costa Rica, Ecuador, Colombia, Chile, Argentina, USA, España, Mexico, África del Sur, Australia o Nueva Zelanda.
Suscribo lo que decís en cuanto a que el espíritu vareliano de quienes nos formaron en una época en Uruguay, merece respeto. Afortunadamente ese mismo espíritu persiste, en Uruguay y en otros lados, independientemente de la infraestructura material y discursiva tras las que se esconde una definitiva irresponsabilidad para con los pobres "clientes".
Te saluda, con simpatía y un abrazo:

Carlos Capelán
www.capelan.com