La derecha conservadora, nucleada en el Partido Socialdemócrata, liderado por Pedro Passos Coelho, sacó diez puntos de ventaja. El premier Sócrates reconoció la derrota y renunció a la presidencia de su partido.
El gobierno del primer ministro de Portugal, José Sócrates, sufrió una dura derrota en las elecciones parlamentarias anticipadas. Al cierre de esta edición, y con el 98 por ciento de las mesas contabilizadas, los resultados parciales de los comicios aseguraron la derrota de la agrupación socialista (PS), que sólo obtuvo el 28 por ciento de los votos frente a la oposición de derecha conservadora, nucleada en el Partido Socialdemócrata (PSD), liderado por Pedro Passos Coelho, que sacó diez puntos de ventaja y se alzó con el 38,8 por ciento de las voluntades del electorado. Sócrates consideró el escrutinio como la palabra final, reconoció la batalla perdida y renunció a la presidencia de su partido.
“No me escondo detrás de las circunstancias. Esta derrota electoral es mía y quiero asumirla por entero esta noche. Creo que llegó el momento de abrir un nuevo ciclo político en el Partido Socialista”. Tales fueron las palabras más importantes e impactantes de la conferencia de prensa en la que Sócrates, imposibilitado de esconder su abatimiento, habló públicamente luego de la votación.
Pero los socialistas no son las únicas víctimas de estas elecciones. Los comicios también hirieron a la izquierda marxista lusa, que centró su campaña en atacar al PS y le negó cualquier apoyo para formar gobierno. La coalición de comunistas y verdes obtuvo el mismo 7,8 por ciento de votos que en 2009. El Bloque de Izquierda sufrió un severo castigo al pasar del 9,8 por ciento de hace dos años a un 5,1 por ciento.
Las elecciones ponen el mando del país claramente en manos del ala conservadora y desplazan del poder a la fuerza socialista, al mando de Portugal desde 2005, ya que la victoria le otorga al PSD una mayoría prácticamente que roza la totalidad. Según los resultados escrutados, la coalición conservadora obtendría entre 107 y 121 diputados, de una totalidad de 230. De no ser así, el PSD acudiría a una alianza con los conservadores de derecha del Centro Democrático Social (CDS), que logró aproximadamente el 11,7 por ciento. Si bien algunos analistas políticos consideraban que es posible que se sellen acuerdos entre estas dos agrupaciones, ninguno de los dos espacios se pronunciaron aún al respecto.
En el marco de la peor crisis económica registrada tras la Revolución de los Claveles y el regreso del país a la democracia en 1974, unos 9,6 millones de votantes estaban habilitados para concurrir ayer a las urnas. El presidente de la Comisión Europea, ex primer ministro luso José Manuel Durmo Barroso, consideró la contienda electoral poco después de depositar su voto en el centro de Lisboa: “Estas son las elecciones más importantes del país desde 1974”. Sin embargo, medios locales e internacionales informaron que la abstención rondó entre los 38 y los 43 puntos, casi tan alta como en las elecciones legislativas de 2009.
Los comicios anticipados se hicieron necesarios porque Sócrates renunció en marzo, luego de que el Parlamento rechazara su cuarto paquete de recortes en sólo once meses. Sócrates, de 53 años, había llevado a los socialistas en 2005 al mejor resultado electoral de su historia, consiguiendo por primera vez la mayoría absoluta.
Tras varias crisis y escándalos que sacudieron su primer mandato, el jefe del PS ganó los comicios de 2009 con un 36,5 por ciento de los apoyos y, desde entonces, su gobierno se volvió débil y minoritario.
Una vez conocido el resultado definitivo de estas elecciones anticipadas, el presidente de Portugal, Anibal Cavaco Silva, se reunirá con representantes de todos los partidos con representación parlamentaria, para más tarde nombrar al nuevo gobernante. Se estima que la formación del nuevo gobierno pueda durar varios días, pero se espera que éste asuma a más tardar a principios de julio.
Passos Coelho, un hombre de 46 años que saltó por primera vez en estos comicios a la arena electoral, se convirtió en el gran triunfador de la jornada. Sus principales promesas apuntaron a cumplir con los compromisos financieros del país y sacarlo de la crisis. Portugal debe aplicar nuevas medidas de saneamiento económico, reforma laboral, privatizaciones y reducción del gasto y el déficit público, a cambio de recibir en los próximos tres años 78 mil millones de euros del Banco de la Unión Europea y del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Los sindicatos, los partidos de izquierda y numerosos movimientos civiles anunciaron que convocarán a protestar en los próximos meses para manifestarse en contra de los programas de ajuste. El presidente de Caritas Portugal, Eugenio Fonseca, advirtió que en un país en el que el salario mínimo es de 475 euros y el nivel de desempleo alcanza el 12,5 por ciento, no se puede seguir pidiendo que las familias continúen haciendo esfuerzos.
Contrariamente, los seguidores del PSD se lanzaron a festejar, no bien se conocieron las primeras estadísticas a boca de urna, la victoria en las principales ciudades de Portugal y reunieron a miles de personas en una céntrica plaza de Lisboa.
Fuente: Página 12
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