Berlusconi pone fin a la moratoria de 22 años. Después del referéndum de 1987, Italia cerró las nucleares. Ahora el Gobierno construirá cuatro con la ayuda de Francia. Los ecologistas señalan que no son necesarias.
Italia ha roto este año la moratoria nuclear que mantenía desde hace 22 años, después del referéndum de 1987, celebrado un año tras la tragedia de Chernobil. Las cinco centrales nucleares que estaban en marcha fueron cerrando progresivamente y en 1990 quedaron todas clausuradas. Silvio Berlusconi ha puesto fin a esa política y, después de un acuerdo con Nicolas Sarkozy, firmado en 2009, anunció que algunas compañías francesas ayudarán a construir cuatro reactores nucleares.
Según el acuerdo de la multinacional eléctrica italiana ENEL y la francesa EDF, la primera central nuclear estará operativa hacia 2013. Tras la pérdida de un contrato de más de 20.000 millones de dólares en Abu Dhabi, Francia ve en Italia una oportunidad económica para su industria atómica, la exportación de tecnologías y los sustanciosos ingresos de los futuros recibos de la luz. Tanto la eléctrica italiana como la francesa serán los gestores de las centrales, y otra multinacional, Areva, pondrá la tecnología, mientras que Edison (controlada por EDF) figura como candidata para el proyecto de las plantas energéticas.
Según declaraciones del exministro de Desarrollo Económico, Claudio Scajola, quien ha dimitido recientemente por un escándalo de corrupción, el objetivo es llegar a cubrir el 25% de las necesidades energéticas del país. Sin embargo, según las previsiones de la empresa que gestiona la red eléctrica italiana, las cuatro centrales programadas llegarían sólo al 9,2%. Para llegar al objetivo del 25% se tendrían que construir al menos 11 centrales nucleares. Pero si éstas se llevaran a cabo el coste se dispararía de forma alarmante.
La mayor compañía privada de electricidad, el grupo alemán E.On, calcula para la construcción de una instalación semejante en Inglaterra, un coste de 6.000 millones de euros. Con esas cifras, 11 centrales en Italia supondrían alrededor de 70.000 millones de euros, más del 4% del Producto Interior Bruto del país.
Las organizaciones ecologistas se oponen y argumentan, entre otras cosas, que “la energía nuclear es demasiado cara y el dinero sale de las arcas públicas, de los impuestos y recibos de los ciudadanos”. Para los antinucleares, Italia tiene una potencia eléctrica instalada de casi 100.000 megavatios, mientras que el gasto hoy no supera los 55.000 megavatios. “No es necesaria más energía nuclear, sino energía renovable”, asegura el Comité Nacional contra la Energía Nuclear.
Además, denuncian la tecnología que se va a implantar: con los reactores de tercera generación, los reactores europeos presurizados (EPR), se han producido graves problemas, según denunciaron el año pasado las agencias de seguridad de Francia, Reino Unido y Finlandia. Problemas en la fisión nuclear
Los ecologistas franceses publicaron varios documentos internos de la eléctrica EDF, la misma que participará en la construcción de las centrales italianas, en los que se constataba que, entre 2007 y 2009, el reactor Flamanville, el primer EPR en construcción en Francia, presentaba fallos de seguridad en las barras de control utilizadas para llevar a cabo la fisión nuclear, y que la reacción atómica no produce la suficiente energía. Según la organización francesa Sortir du Nucléaire: “Son las mismas eléctricas las que están poniendo en peligro la seguridad porque quieren obligar al reactor a variar la producción en un mismo día”. Durante el día, cuando la demanda de energía es mayor y el precio sube, el reactor tendría que elevarse a la máxima potencia, mientras que por la noche, cuando la demanda de energía baja, moderaría su actividad. Las variaciones de potencia pueden producir una explosión como la de Chernobil”, denuncian Greepeace y Sortir du Nucléaire.
En la misma línea, el premio Nobel de Física, Carlo Rubbia, lanzó varias preguntas al Gobierno italiano como: “¿Se han dado cuenta de que los mismos franceses están revisando sus programas tecnológicos de las centrales con reactores europeos presurizados y prefieren rehabilitar los viejos reactores antes que construir los nuevos?”. Más de 90.000 metros cúbicos de basura radiactiva almacenada en distintos puntos del país y 12.000 millones de euros en 20 años son la deuda de las centrales nucleares italianas cerradas en 1987.
Una bomba ecológica, sin desactivar aún, que permanece bajo la vigilancia del Estado por 500 millones de euros anuales. Los grupos ecologistas señalan que la basura radiactiva no envejece, ni siquiera la que es de ‘segunda categoría’, cuya peligrosidad dura cerca de 300 años, mientras que la de tercera categoría es peligrosa durante 250.000 años.
¿Dónde estarán las centrales?
Dónde estarán ubicadas las nuevas centrales que proyecta Berlusconi es top secret. El responsable de su ubicación, el director de la eléctrica ENEL, Fulvio Conti, afirmó recientemente que “no hablará ni bajo tortura”. Todo apunta a que las eléctricas tendrán que construir las nuevas centrales italianas cerca del mar o los ríos. Si se superpone el mapa de las inundaciones de costas hecho por ENEL, y el de las áreas sísmicas hecho por el Instituto de Geofísica, las zonas de seguridad son muy pocas y estarían localizadas en Cerdeña, Apulia y en el río Po. Pero, según el partido de los Verdes, el mapa de las nucleares ya está diseñado y no se corresponde con esos criterios.
Mientras, Berlusconi proyecta construir un cementerio nuclear, en una zona que llaman “la pequeña Chernobil”, cerca del río Garigliano. Giulia Casella, militante antinuclear y presidenta de Legambiente a Sessa Aurunca denuncia que ésta “es una región en una zona que ha sufrido varios accidentes y la zona donde quieren hacer el cementerio nuclear no es apta desde el punto de vista hidrogeológico. Allí ya han contaminado ríos y campos y 1.700 km2 de mar, según la Agencia de Nuevas Tecnologías, y el Gobierno así lo certificó en el año 1985”.
Castilla y León dice no al ATC
Hasta hace unos días el ejecutivo de Castilla y León condicionaba su apoyo al Almacén Temporal Centralizado (ATC) al mantenimiento de la central Garoña, Burgos. Ahora la Junta asegura estar contra de la instalación del cementerio nuclear en su comunidad.
Por otra parte, Greenpeace y Ecologistas en Acción han denunciado ante la Fiscalía la candidatura de Congosto de Valdavia, Palencia, por prevaricación, ya que las normas urbanísticas prohíben poner el ATC en suelo rústico. También señalan que en Santervás de Campos y Melgar de Arriba, Valladolid, los concejales ofrecen sus propios terrenos para se construya en ellos el silo nuclear.
Varios países europeos quieren poner en marcha más centrales
El Grupo de Reflexión sobre el futuro de la UE en 2030, el llamado Comité de Sabios Europeos encabezado por Felipe González, presentó a mediados de mayo un informe que señala que el sector nuclear incrementará la seguridad energética de la UE.
Ante la gran dependencia europea de la importación de petróleo, gas o carbón el Grupo de Reflexión propone, además de medidas como aumentar la eficiencia energética o el peso de las energías renovables, recurrir a la energía nuclear. Este impulso nuclear de la UE viene, entre otros, de líderes de países como Alemania o Italia, históricamente antinucleares. La canciller Ángela Merkel, en una reunión mantenida el pasado 23 de junio con los presidentes de los mayores consorcios energéticos alemanes, debatió una posible prórroga de la duración de las centrales como contrapartida a la propuesta de implementar el impuesto al sector (una de las últimas medidas anticrisis formuladas por el Gobierno alemán), en un país cuya sociedad es claramente antinuclear.
Francia mantiene su política nuclear. El país galo cuenta con 58 centrales, pero al menos 19 de sus reactores nucleares cumplen antes de 2011 los 30 años de funcionamiento, límite de su vida activa prevista. Otros 29 caducan antes de 2019. Mientras, el presidente francés Nicolas Sarkozy, ha solicitado a los organismos internacionales que incluyan la construcción de plantas nucleares en los programas de apoyo económico como un mecanismo de lucha contra el cambio climático. De momento, el presidente francés ya tiene acuerdos con varias de sus ex colonias, entre ellas Argelia, para promover la construcción de nuevas centrales en ese país del Magreb.
Guido Lutrario
Fuente: Diagonal
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