03 mayo 2005

100 años del nacimiento del poeta uruguayo Serafín J. García


Como recuerdo al inolvidable autor de Tacuruses, publicamos este artículo de Julio Gillot y el poema Justicia que integra esta obra maestra.

Poesía y acracia
Julio Guillot

El 29 de abril de 1985, hace hoy veinte años, murió Serafín José García. El próximo 5 de junio se cumplirán cien años de su nacimiento.
Fue uno de los referentes emblemáticos de lo que se llamó literatura gauchesca o nativista, es decir la poesía y la narrativa ambientadas en el medio rural, con el hombre y la mujer "de campo" como únicos protagonistas. Las desventuras, ilusiones, anhelos y peripecias de gauchos, estancieros, peones, puesteros, troperos, chinas, nutrieron la temática abordada mayoritariamente por los creadores uruguayos hasta que la generación del cuarenta y cinco rompió definitivamente el molde.
Pero con la poesía de Serafín J. García hay un vuelco significativo en el enfoque, que deja de lado el pintoresquismo y el "color local", para poner el acento en el aspecto sociológico y, fundamentalmente, en la denuncia expresa de las iniquidades de la sociedad agraria. Tacuruses, su ópera prima publicada en 1935, llegó a convertirse en paradigma de la "literatura comprometida", al punto que puede decirse que los poemas contenidos en ese primer volumen son una suerte de cantos "de protesta" avant la lettre; al respecto, recuérdese que Orejano fue musicalizado y luego cantado y grabado por varios artistas, entre quienes destacan Los Olimareños y el argentino Jorge Cafrune. Piona es una radiografía sociológica impecable e implacable de la condición de la mujer humilde del medio rural, y tiene --lamentablemente-- una actualidad indignante.
Sin duda la poesía de García Correa trasunta el espíritu libertario de su autor. Ese amor casi cristiano por los humildes y desposeídos, así como la rebeldía frente a la autoridad prepotente y su odio visceral hacia la moral burguesa, permiten incluir a Serafín en esa portentosa corriente de poesía ácrata de la que son exponentes Jacques Prévert y Georges Brassens en Francia y León Felipe en España, por no citar sino a los más conocidos y emblemáticos. En definitiva, poesía y anarquismo suelen ir de la mano por cuanto todo poeta es, en esencia, un contestatario y un transgresor; hablar de poesía conformista o complaciente es un contrasentido: si se es conformista, es imposible ser poeta.
Y quizá como paradoja que sorprendería al mismo Borges, recordemos que García Correa revistó en los cuadros policiales de la Jefatura de Treinta y Tres. A esa circunstancia irónica, se debe seguramente el surgimiento del alter ego de Serafín: Simplicio Bobadilla, el escribiente de la comisaría de Puntas del Arrayán Chico, responsable de la transcripción de los célebres Partes de don Menchaca. Con un humor desopilante y corrosivo, Serafín J. García supo desnudar de manera magistral la mentalidad, la personalidad, las costumbres y el modus operandi de la policía de campaña; las mañas y las arbitrariedades propias de la sociedad rural.
No quiero terminar estas líneas pidiendo homenajes formales que suelen tributarse a muchos perfectamente olvidables. Me permito sí sugerir que se lo lea y relea; y que tratemos entre todos de terminar con las injusticias que él denunció.


Justicia

Como manada'e perros cimarrones
cuando topa una res flaca y sin juersas,
lo cargó entropiyao el milicaje
sin darle tiempo ni a maniar la oveja.

Y los corvos ganosos se cimbraron
en el lomo del gaucho,
mientras juía trepada en el pampero
la vos enronquecida'el comisario.

Atao con maniador de cuero crudo
po'abajo'e la barriga del cabayo,
tosiendo sangre, reventao a golpes,
pa las guascas dispués con él tocaron.

Del pescueso en la barra
pasó la noch'entera,
judiao po'el cuartelero, que al sentirlo
clamar de sé, le daba salmuera...

Y al otro día un jues empalagoso
s'esplayó hablando'e leyes y delitos,
y a la sombra mandó que lo tuvieran
una punta de meses, por castigo.

No tuvo en cuenta qu'el caudiyo'el pago,
por cuestiones de pelos,
lo había echao al paisano de su estancia,
and'estaba ganándose'l puchero.

Ni qu'el hombre, campiando otro conchabo
sin poder conseguirlo,
había yegao al punto'e rebajarse
mendigando una achura pa sus hijos.

Ni qu'el dueño'e la oveja que robara
tenía la burra rebosando'e libras,
y una punta d'estancias tan pobladas
que ni él mismo su hacienda conocía.

Y qu'en cambio en el rancho del paisano
-un sucucho sin juego y sin abrigo-
yoraban tres gurises inocentes
galguiando de hambre y erisaos de frío... Posted by Hello

Ya dejaste tu graffiti?