28 febrero 2006

OLOF PALME - A 20 años del crimen


Se cumplen 20 años del asesinato de Olof Palme en una calle céntrica de Estocolmo. Un crimen nunca aclarado, con increíbles «errores» y «omisiones» en las actuaciones policiales y judiciales, que motivó la fundada sospecha de que se trató de un asesinato político cuidadosamente planeado. Y con una larga preparación mediática previa. Se dijo entonces, y el tiempo transcurrido lo ha confirmado, que su muerte marcaba un hito en la historia de Suecia. Más allá de los profundos cambios operados en el mundo desde entonces, que plantean desafíos que la sola voluntad de un hombre no puede afrontar, no es menos cierto que la ausencia de estadistas del nivel de Palme, ha contribuido a la decadencia producida en estos años tanto en Suecia como en Europa.


Una decadencia que se proyecta mucho más allá del desmantelamiento de las denominadas sociedades de bienestar y el surgimiento de amplias manchas de marginación que hasta entonces había sido un «privilegio» exclusivo de los países del Tercer Mundo. Lo peor ha sido el desmantelamiento moral, la claudicación abierta ante la dictadura del «mercado», la imparable destrucción del medio ambiente, el socavamiento de los valores de la democracia a pretexto de la lucha contra el «terrorismo», la íncapacidad para ejercer la funciones elementales de protección de la vida y la seguridad de los ciudadanos.


En el caso de Suecia nadie puede afirmar que el proceso o al menos algunas de sus características, no hubieran tenido lugar. Sobre todo teniendo en cuenta que fueron y siguen siendo hombres del mismo partido que Palme, en muchos casos integrantes de su gobierno, los que abandonaron los ideales y la práctica de los principios de solidaridad, honradez pública, soberanía nacional, que conformaron el llamado «Modelo sueco» tan famoso y alabado en el mundo entero. Olof Palme, que pertenecía a una familia de la burguesía sueca fue, por convicción intelectual y por un profundo sentido ético, un defensor apasionado de esos valores de justicia social. Su formación política fue madurando a través de la confrontación permanente de sus estudios teóricos con la realidad. A diferencia de la mayoría de los políticos suecos, desde muy joven decidió trascender su mundo familiar y provinciano. Estudió en Estados Unidos, recorrió el país y tempranamente también supo de sus virtudes y sus miserias. El resto es historia más conocida. Crítico sin ambigüedades de la agresión de Estados Unidos a Vietnam desfiló, siendo ministro junto al embajador del país asiático en una demostración contra la guerra. Fue un amigo consecuente de los procesos liberadores en el Tercer Mundo. Visitó la Cuba revolucionaria y Nicaragua liberada de la dictadura de Somoza. Pacifista convencido practicó una política de distensión hacia la ex Unión Soviética, durante la Guerra Fría. Demasiado, para la derecha de su país y muy molesto para el imperio. Talvez ahí se encuentren las claves de su muerte.

Cándido
Fuente: LiberaciónPosted by Picasa

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