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El policía griego declarado este lunes culpable de haber matado a un estudiante en diciembre de 2008 en Atenas, hecho que desencadenó un mes de disturbios urbanos, fue condenado a cadena perpetua por un tribunal de Amfissa (centro).
Era la pena esperada tras la decisión emitida poco antes por la corte, que declaró al policía Epaminondas Korkoneas, de 38 años, culpable de "homicidio voluntario".
Tras nueve meses de audiencia, tres de los cuatro miembros el jurado y uno de los tres jueces consideraron al policía como autor de un delito de "homicidio voluntario", sin que se aplicasen circunstancias atenuantes.
El condenado realizó tres disparos con su arma de servicio contra un grupo de jóvenes mientras patrullaba en la noche del 6 de diciembre por el centro de Atenas.
"Se ha hecho justicia", clamó ante los periodistas el abogado de la familia de la víctima, Nikos Constantopoulos.
Este asunto puso sobre la mesa el malestar de la sociedad griega contra un cuerpo de policía desacreditado por años de impunidad.
Korkoneas, que se encontraba en libertad condicional desde junio, tras haber pasado 18 meses encarcelado de manera provisional, comenzará a purgar su pena a partir de este lunes por la noche, aunque su defensa ya anunció que apelará la decisión del tribunal.
El condenado se defendió durante el juicio alegando que disparó para repeler una ataque de un grupo de jóvenes, aunque reconoció que no fue atacado con cócteles Molotov, tal como si había declarado en su deposición inicial.
Asimismo, el tribunal condenó a 10 años de prisión al compañero de patrulla de Korkoneas por considerarle cómplice.
El proceso se celebró en Amfissa para evitar un rebrote de la violencia en Atenas.
La muerte de Alexandre Grigoropoulos, estudiante de 15 años, el 6 de diciembre de 2008 desencadenó un mes de manifestaciones en las principales ciudades del país, poniendo de manifiesto el malestar de la juventud griega ante la situación de precariedad económica y abandono político de un país que, una año después, se vio inmerso en una crisis financiera sin precedentes.
Fuente: La Jornada
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