El gobierno firmó el martes el contrato de inversión con Montes del Plata, que instalará una planta de celulosa, un puerto y una zona franca en el departamento de Colonia. Eduardo Lorier, senador del Partido Comunista, relativizó los resultados que pueda generar el emprendimiento en materia de empleo y recursos para el país, y replanteó las consecuencias negativas de la producción de celulosa. Otros frenteamplistas admitieron que este tipo de estructura productiva “no es la ideal” pero de todos modos puede generar valor agregado.
El Poder Ejecutivo y los responsables del grupo chileno Arauco y de la sueco-finlandesa Stora Enso, propietarios de Montes del Plata, anunciaron ayer que la inversión será la más grande de la historia uruguaya: cerca de 1.900 millones de dólares. En 2005 Botnia había sido la más importante, volcando 1.200 millones de dólares.
Para Lorier, iniciativas de este tipo generan “intereses contrapuestos: hay posibilidad de una generación importantísima de fuentes de trabajo, en el sector de la construcción, sobre todo, y el ‘desarrollo’ de una zona que, como en el caso de Fray Bentos, va a tener un auge y una caída posterior”. Recordó que como consecuencia del fin de las obras de Botnia (hoy UPM), la capital de Río Negro “está sufriendo las tasas más altas de desempleo del país”.
El senador señaló que las plantas de celulosa generan “muy poca mano de obra ocupada” una vez en funcionamiento. A su vez, al haberse habilitado también una zona franca para la empresa, la exportación de celulosa por esa vía “genera muy pocos recursos para el país”. Para Lorier es necesario analizar “los límites de la forestación”, teniendo en cuenta que hay otras eventuales inversiones en el área, como la de Portucel, que todavía no fue descartada por el gobierno, y otros emprendimientos en el centro y este del país. “Tenemos que mirar el proceso hacia adelante, y eso hace que el conjunto de la izquierda uruguaya esté analizando estos temas, tratando de ver los caminos para poner límites al desarrollo forestal”, consideró, y puso como ejemplo la Ley de Ordenamiento Territorial aprobada durante el período pasado, que permitiría “una correcta regionalización y limitación al desarrollo del monocultivo”.
Lorier recordó que la forestación, así como la actual sojización, genera la “reprimarización de la producción uruguaya exportable, es decir, exportamos cada vez más materias primas, y, a su vez, la extranjerización creciente, que se une con la concentración de la propiedad”. En efecto, las dos empresas que conforman Montes del Plata poseen 250 mil hectáreas dedicadas a la forestación. “Antes poníamos el grito en el cielo por latifundios de diez mil hectáreas”, lamentó Lorier. Para el senador, en relación con el actual debate sobre la distribución del ingreso, la concentración de la propiedad es clave: “Es muy difícil operar por la distribución del ingreso con esta concentración de la tierra”, afirmó.
Tiene sus cosas
Para el senador socialista Daniel Martínez, quien, como ministro de Industria de la administración de Tabaré Vázquez, intervino en las primeras negociaciones con Arauco y Stora Enso, desde el punto de vista de la estructura productiva del país la inversión de Montes del Plata “no es la ideal”. Sin embargo, destacó que trabajando en el entorno del emprendimiento “se puede generar muchísimo valor agregado”. En particular destacó la experiencia generada con Montes del Plata en el desarrollo de una red de proveedores nacionales. En ese caso, aseguró Martínez, se logró desarrollar una “constelación de pequeñas y medianas empresas suministradoras de bienes y servicios, y ese valor tal vez sea mucho más interesante que el valor de la inversión directa”.
Para el legislador la propuesta de Montes del Plata era mucho más atractiva si incluía, como se consideró, una papelera y no sólo una planta de celulosa, porque eso implica “mucho más valor agregado, más tecnología y más mano de obra ocupada”. “Eso ahora no está planteado pero nunca fue descartado, y también está en el gobierno ir generando condiciones para que sea así”, concluyó.
De todas formas, el senador destacó que hay que limitar la cantidad de plantas de celulosa que puedan instalarse en el país, y que ese límite debe estar dado por “la masa de tierra con aptitud forestal del país”. “Si mirás la estructura productiva del país, porcentualmente todos los sectores crecieron, pero hoy por hoy los sectores de media y alta tecnología decayeron en su participación con respecto a hace cinco años, debido al impresionante crecimiento de la agricultura y los precios, o sea que en realidad, desde el punto de vista de la dependencia, no hemos mejorado”, valoró el ex ministro.
En relación con esta inversión, el diputado del MPP Julio Battistoni consideró que la celulosa “tal vez no sea lo más deseable”, pero también advirtió que hay “mucho bosque plantado que por algún lado tiene que salir”. El ex jerarca municipal cree que la planta estará bien ubicada y será “controlable”. “Yo preferiría que de la forestación se pasara a la industrialización de la madera, me parece más distribuidor, pero de todas maneras, cuando uno ve determinada zona del país y piensa qué industria sostenible se podría meter ahí, no es mucho lo que hay para elegir”, reconoció.
Comprometidos
Para el grupo ambientalista Guayubira, la autorización a Montes del Plata fue la “crónica de una aprobación anunciada; más allá de las audiencias públicas ya sabíamos que era una decisión tomada”, opinó Raquel Núñez, una de sus integrantes. Guayubira, que participó en las audiencias, considera que el proyecto es “más de lo mismo: profundiza un modelo de país”. Núñez explicó que este tipo de producción genera concentración y extranjerización de la tierra, y, a su vez, el monocultivo del eucalipto es “excluyente”, es decir, no convive con otras plantaciones -por la cantidad de agua que consume- y elimina la posibilidad de que pequeños productores accedan a tierra. “El país compromete el suelo y el agua para la producción de una materia prima, la celulosa, que es de las que menos trabajo dan”, aseguró.
Del otro lado del río, la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú emitió ayer un comunicado en repudio a la instalación de la pastera de Montes del Plata y advirtió que las emisiones gaseosas de la fábrica llegarán hasta el Obelisco de Buenos Aires.
Cecilia Álvarez
Fuente: La Diaria
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