Parecen historias de horror: disparos en la cara, tórax, estómago y cráneo; cabezas envueltas en bolsas negras con mensajes amenazadores; cuerpos con 17 puñaladas en la espalda y hasta cadáveres con piedras dentro de la boca.
Así culminó el 2010, con un rastro de sangre, dolor e impunidad para las guatemaltecas. Fueron 680: ese es el recuento de las que murieron en manos de criminales, algunas por sus propias parejas o por sicarios y pandilleros, y al menos 90 por ciento del total acribilladas a tiros.Siete de los nueve cadáveres que aparecieron desmembrados a lo largo de los 365 días de 2010 eran de mujeres, muchas de ellas adolescentes que fueron cortadas literalmente en pedazos y dejadas en distintas partes, como si se tratara de un rompecabezas que, hasta el último día, las autoridades no terminan de armar.
Pero también las armas blancas y las asfixias por estrangulamiento socavaron la vida de las guatemaltecas. Las víctimas de estas dos formas violentas fueron encontradas semi desnudas y con señales de violencia sexual, principalmente en sus viviendas o entre los cañaverales.
En el año que culminó, el panorama para ellas no ha sido alentador, a pesar de las 28 condenas por feminicidios logradas por el Ministerio Público. Mujeres y niñas, desde los seis a los 60 años de edad, fueron asesinadas a razón de dos por día.
En las jornadas más violentas, el número alcanzó hasta cuatro guatemaltecas asesinadas en una nación en la cual habitan 14 millones de personas, 52 por ciento conformado por mujeres.
A Norma Cruz, de la Fundación Sobrevivientes, le preocupa que, habiendo una ley contra el feminicidio y otras formas violentas contra la mujer, sigan las muertes de forma violenta. En su opinión, las extorsiones provocan muchos de los asesinatos.
Desde que los pandilleros comenzaron a chantajear a las mujeres y sus familias, el número de crímenes por arma de fuego contra ellas se ha elevado.
Los pandilleros dirigen a sus miembros desde prisión para que cobren un monto de dinero por permitir a las mujeres tener un negocio; sin embargo, cuando alguna no paga, la asesinan para enviar un mensaje de advertencia a las demás.
De igual manera, las muertes ocurren por sicariato. Investigaciones del Ministerio Público señalan que ex maridos, ex compañeros e incluso novios pagan una suma de 150 dólares por asesinar a una mujer.
Carmen Cáceres, de la alianza para la Acción Previniendo los Feminicidios en Guatemala, expresó que existe el sentimiento de frustración, indignación y dolor frente a la impotencia e indiferencia ante la muerte violenta de tantas mujeres, lo que indica que las autoridades encargadas de impartir justicia en el país no hacen nada.
El diagnóstico "Formas y causas de muertes de mujeres en Guatemala", elaborado por la Comisión Presidencial contra el Feminicidio de la Presidencia de la República, destaca que en 10 lugares del país las extorsiones, las separaciones, asaltos y violencia intrafamiliar siegan la vida de ellas.
Aunque no se especifica profesión de las víctimas, la gran mayoría son mujeres pobres, madres de hasta cuatro hijos, comerciantes, amas de casa o estudiantes.
La violencia intrafamiliar es también otra de las formas de muerte de las mujeres, pero todavía existe un subregistro de crímenes por esta causa, debido a que las investigaciones de feminicidios son deficientes.
Alejandro Rodríguez, secretario de políticas criminales del Ministerio Público, señala que existe una corta visión de género al momento de investigar un asesinato de mujeres, los fiscales no buscan antecedentes de violencia de la víctima, ni tampoco ven en el cónyuge el principal sospechoso.
De hecho, el Organismo Judicial informo sobre 48.000 denuncias recibidas por violencia intrafamiliar hasta octubre de 2010 y, entre los denunciados, quienes ocupan el primer lugar son el ex conviviente, un miembro de la familia y el cónyuge.
Fuente: AmecoPress
Ya dejaste tu graffiti?
Publicar un comentario