En este mundo de hoy, con un ascenso de la deshumanización, violencia de todo tipo, xenofobia, armamentismo, del “hacé la tuya”, es necesario recordar aquel genial y tan vigente alegato que pronunciara Charles Chaplin en “El gran dictador”. Recordarlo y sembrar, para que cada vez sean más los que hagan suyos valores tales como unidad, solidaridad, verdad y justicia. Podremos así lograr, al decir de Manuel Capella (amigo del alma), aquello de: "....el fuego sembrado será la semilla que arderá mañana quemando mentiras...."
Brujita
''Lo siento pero yo no quiero ser emperador, no es mi oficio, no quiero gobernar ni conquistar a nadie, sino ayudar a todos si fuera posible, judíos y gentiles, blancos o negros, tenemos que ayudarnos unos a otros; los seres humanos somos así, queremos hacer felices a los demás, no hacerlos desgraciados, no queremos odiar ni despreciar a nadie, en este mundo hay sitio para todos, la buena tierra es rica y puede alimentar a todos los seres, el camino de la vida puede ser libre y hermoso, pero lo hemos perdido, la codicia ha envenenado las almas, ha levantado barreras de odio, nos ha empujado hacia la miseria y las matanzas.
Hemos progresado muy deprisa pero nos hemos encerrado a nosotros. El maquinismo que crea abundancia nos deja en la necesidad, nuestro conocimiento nos ha hecho cínicos, nuestra inteligencia, duros y secos, pensamos demasiado y sentimos muy poco. Más que máquinas, necesitamos humanidad, más que inteligencia tener bondad y dulzura, sin estas cualidades la vida será violenta, se perderá todo.
Los aviones y la radio nos hacen sentirnos más cercanos, la verdadera naturaleza de estos inventos exige bondad humana, exige la hermandad universal que nos una a todos nosotros, ahora mismo mi voz llega a millones de seres en todo el mundo, a millones de hombres desesperados, mujeres y niños, víctimas de un sistema que hace torturar a los hombres y encarcela a gentes inocentes. A los que puedan oírme les digo: No desepereis, la desdicha que padecemos no es más que la pasajera codicia y la amargura de hombres que temen seguir el camino del progreso humano, el odio de los hombres pasará y caerán los dictadores, y el poder que le quitaron al pueblo se le reintegrará al pueblo, y así mientras el hombre exista la libertad no perecerá.
Soldados no os rindáis a esos hombres que en realidad os desprecian, os esclavizan, reglamentan vuestras vidas y os dicen lo que tenéis que hacer, que pensar y que sentir, os barren el cerebro, os ceban, os tratan como a ganado y como a carne de cañón, no os entreguéis a esos individuos inhumanos, hombres máquinas con cerebros y corazones de máquinas, vosotros no sois máquinas, no sois ganado, sois hombres, lleváis el amor de la humanidad en vuestros corazones no el odio, solo los que no aman odian, los que no aman y los inhumanos. Soldados no luchéis por la esclavitud sino por la libertad.
En el capítulo XVII de San Lucas se lee: El Reino de Dios está dentro del hombre, no de un hombre ni de un grupo de hombres, sino de todos los hombres, en vosotros. Vosotros el pueblo tenéis el poder de hacer esta vida libre y hermosa, de convertirla en una maravillosa aventura, en nombre de la democracia utilicemos ese poder actuando todos unidos, luchemos por un mundo nuevo, digno y noble que garantice a los hombres trabajo , a la juventud un futuro y a la vejez seguridad.
Con la promesa de esas cosas las fieras alcanzaron el poder, pero mintieron no han cumplido sus promesas y nunca las cumplirán, los dictadores son libres solo ellos, pero esclavizan al pueblo, luchemos ahora para hacer realidad lo prometido, todos a luchar para libertar al mundo, para derrivar barreras nacionales, para eliminar la ambición, el odio y la intolerancia, luchemos por el mundo de la razón, un mundo donde la ciencia, donde el progreso nos conduzca a todos a la felicidad. Soldados, en nombre de la democracia debemos unirnos todos".
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