27 enero 2010

“1325: Mujeres tejiendo la paz”





La declaración 1325 de las Naciones Unidas puso sobre la mesa la importancia de la participación de las mujeres en la resolución de conflictos y en la toma de decisiones para el mantenimiento de la paz y la seguridad. En octubre se cumplirán 10 años de su publicación. Un libro reúne, a través de 70 mujeres, algunas conocidas y otras anónimas, el trabajo que ellas hacen en sus respectivos países para la defensa de los Derechos Humanos y la protección de las mujeres y las niñas. La Resolución 1325 reconoce asimismo la necesidad de dar protección a las mujeres y niñas en los conflictos armados por su especial vulnerabilidad y por la práctica de las violaciones y el abuso sexual como arma de guerra y de dominación.

“1325: Mujeres tejiendo la paz”, publicado por la Fundación Cultura de Paz, hace un homenaje a algunas de las mujeres cuyo valor y fuerza son ejemplo para lucha contra las injusticias contra las personas, y en especial contra las mujeres y niñas.

Algunas ya son caras conocidas, como la activista saharaui Aminetu Haidar tras la huelga de hambre que durante 32 días mantuvo en el aeropuerto de Lanzarote hasta conseguir su reentrada en Marruecos. Reivindicaba su derecho a volver como miembro del pueblo saharaui, a pesar de lo que diga su pasaporte. Finalmente, y cuando su vida corría un serio peligro, pudo regresar sin doblegarse a una identidad impuesta que no acepta: volvió con un salvoconducto, sin firmar como marroquí en el formulario policial, motivo por el que comenzó su desafortunada aventura, a pesar de que siempre antes lo había hecho así.

Haidar ha sido víctima de detenciones frecuentes en Marruecos por participar en actos por la autodeterminación del pueblo saharaui y el cumplimiento de los Derechos Humanos en el Sahara Occidental. Las torturas han hecho mella en su cuerpo y goza por ello de una delicada salud. Nada de lo ocurrido a lo largo de los años ha detenido sus reivindicaciones.

El libro hace homenaje también a la periodista de nacionalidad rusa, aunque de padres ucranianos, Anna Politkovskaya, que fue asesinada en 2006 de un disparo en la cabeza al regresar a su casa. La periodista dedicó su vida a la denuncia del conflicto checheno y de la falta de libertad de información en su país. Fue amenazada de muerte en numerosas ocasiones por sus artículos de investigación, y llegaron a envenenarla.

El texto reconoce además la labor de varias españolas. Por citar algunas: Concepción Arenal Ponte, pionera en la defensa de los derechos de las mujeres ya en el siglo XIX, primera Visitadora de Cárceles de Mujeres, y organizadora de la Cruz Roja de Socorro en las guerras carlistas; la ensayista y filósofa María Zambrano, integrante de la generación de mujeres y feministas que vinieron a romper definitivamente la hegemonía de los hombres en las Humanidades; o Carmen Magallón, actualmente directora de la Fundación Seminario de Investigación para la Paz (SIP) y vicepresidenta de la Asociación Española de Investigación para la Paz (AIPAZ).

Mujeres, en definitiva, que alcanzando o no el reconocimiento popular, han dado prioridad a sus valores y dedican todos sus esfuerzos para su consecución, salvando como pueden los obstáculos del camino.

Fuente: AmecoPress


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